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Conventos y hermandades: Relaciones. Quinta parte (de varias). Reyes Pro Jiménez


Seguimos con esta serie de artículos sobre conventos y hermandades. En Sevilla, la llamada tradicionalmente “ciudad-convento” han sido numerosos los conventos (afortunadamente aún existen bastantes de ellos). Por ello es normal que las hermandades de penitencia sevillanas hayan tenido relación con casi todos ellos (por no decir con todos) y en bastantes casos existió, o existe hoy, una especial vinculación con dichas hermandades al ser algunos conventos sus lugares de fundación o de sede durante años.

Hay veremos algunos antiguos conventos en los que ya no existen comunidades monásticas, desaparecieron las dependencias conventuales total o parcialmente pero actualmente sobreviven completas las iglesias o capillas en las que, como decimos, se fundaron o residieron antiguamente hermandades. En este capítulo repasaremos antiguas iglesias conventuales que hoy albergan una PARROQUIA y que son sedes actuales de hermandades de penitencia.

Las tradiciones legendarias, más bien simplemente leyendas, cuentan que el monasterio más antiguo de Sevilla estaba en el emplazamiento de la actual Parroquia de San Benito, estaría dedicado a San Cristóbal y habría sido edificado por orden del rey godo Atanagildo en el siglo VI. Otras leyendas cuentan que en este lugar hubo una mezquita donde se diría la primera Misa tras la conquista cristiana de esta Ciudad en el siglo XIII.

 

Calle Oriente, La Calzada de la Cruz del Campo y el antiguo barrio de “La Calzá”, en las primeras décadas del siglo XX 

Lo que sí se sabe por fuentes históricas es que la orden de San Benito participó del repartimiento de la ciudad de Sevilla después de su conquista por Fernando III el Santo, aunque fue ya en 1259 cuando el rey Alfonso X concede al abad de Santo Domingo de Silos unos terrenos en la Calzada de la Cruz del Campo, donde los religiosos edificaron un convento, que se llamaría primero de Santo Domingo. Este convento en 1517 se había separado de la rama benedictina de Silos y en esta época cambió el nombre por el de San Benito, como quiso Leonor de Figueroa Ponce de León, benefactora del monasterio.  

Este convento albergó los cultos a la Virgen de las Madejas, que tenía una pequeña capilla en el cercano acueducto, conocido como los Caños de Carmona. Otra advocación también con culto en el mismo convento fue la Virgen de Valvanera, una devoción quizás traída por los monjes desde La Rioja; en la puerta lateral existe un azulejo con la escena de su aparición y en la iglesia se encuentra una imagen que responde al modelo iconográfico de “Theotokos”, o mejor “Kiriotissa”: la Virgen en postura sedente, como trono de la sabiduría, con un estilo posterior al siglo XIII (aunque José Gestoso la dató en dicho siglo), encontrándose además muy retocada.

En el año 1601 la iglesia del convento se derrumbó y los monjes se trasladaron a unas casas cercanas a la calle Bustos Tavera, pero a los pocos años regresaron y comenzaron a construir un nuevo templo siguiendo las trazas y dirección de Juan de Oviedo y de la Bandera, terminándose por su sobrino Andrés de Oviedo en el año 1612, todo gracias al apoyo económico de los Marqueses de Tarifa. Este templo es básicamente el que hoy vemos.

En su portada lateral existen un escudo en altorrelieve con un castillo y un león con un báculo, distintivos de la orden benedictina, y cuatro cruces de órdenes militares, la de Cristo (orden portuguesa continuadora del Temple); dos cruces de Calatrava, (quizás Calatrava y Alcántara) y la cruz de la Orden de Montesa.

 

Portada lateral de la actual Parroquia de San Benito, fotografía Reyes Pro 

Este convento de San Benito fue famoso en el siglo XVII sobre todo por su magnífica biblioteca, cuyos fondos estudió durante años el gran sevillano Nicolás Antonio (1617-1684): el erudito que más supo de libros en su época, recopilando referencias de todas las obras editadas por autores hispanos desde la antigüedad hasta el siglo XVII. Fue el creador de la ciencia de la Bibliografía, poniendo a disposición de sus contemporáneos y de las generaciones futuras el saber de la Cultura. Por supuesto que una persona que vivió para esa Cultura y entre libros no tiene grandes reconocimientos en la Sevilla que le vio nacer, ni es conocido fuera de determinados ámbitos académicos.

Los monjes de San Benito estuvieron en el monasterio hasta el año 1835 cuando por la Desamortización se puso en venta el mismo; el emplazamiento en que hoy vemos los edificios de las Hermanitas de los Pobres es el que ocupaban el convento y las huertas propiedad del mismo. La iglesia, que había sido filial de San Roque, fue convertida en Parroquia en el año 1956.

En esta parroquia de San Benito tiene su sede la Hermandad entre cuyos titulares actuales figura el Cristo de la Sangre y la Virgen de la Encarnación. Sus primeras Reglas datan de 1554, siendo fundada en el convento de la Victoria en Triana como ya vimos en el artículo anterior, se trasladaron pronto a una capilla y hospital que levantaron en la Cava Vieja. De esta época es la Virgen de Gloria de la Encarnación que aún conserva la hermandad, aunque modificada y normalmente sin el libro que era uno de sus atributos tradicionales. La corporación decayó en el siglo XIX y se trasladaron los Titulares: la Virgen Dolorosa de la Encarnación a San Benito y luego el Cristo a Sanlúcar la Mayor a la corporación de la Veracruz. En 1921 se aprueban nuevas Reglas que añaden el título de la Sagrada Presentación de Jesús al Pueblo, fijando su sede en la iglesia de San Benito.

 

Virgen de la Encarnación de Gloria, fotografía Hermandad de San Benito

En 1431 fue fundada la hermandad del Gran Poder en un Monasterio llamado de Santo Domingo, según unos historiadores se trata del convento de Santo Domingo de Calatrava (de la Orden de Calatrava en la calle así llamada) y según otros la fundación tendría lugar en este convento de San Benito entonces llamado aún de Santo Domingo. Consta, que en 1488, la Hermandad se trasladó a Santiago de la Espada (iglesia de la Orden de Santiago) y en 1544 lo haría al Convento de Nuestra Señora del Valle. También pasó por el convento agustino de San Acacio, antes de llegar a la Parroquia de San Lorenzo, donde tendría su sede de 1703 a 1965. 

A mediados del siglo XVI se fundó en San Benito la hermandad de la Soledad, actualmente de San Lorenzo, estando documentada su presencia al menos desde 1549, aunque en 1561 pasó a Santiago de la Espada. Se instaló en 1575 en el convento Casa Grande del Carmen donde construyó capilla propia y en ella residió hasta la invasión francesa cuando tuvo que trasladarse a la iglesia de San Miguel; derribada ésta en la revolución de 1868, la hermandad marchó a la iglesia parroquial de San Lorenzo.

Otra hermandad que tiene relación con el convento de San Benito es la actual Hermandad de San Isidoro, fundada en 1605 en este convento como Hermandad de las Tres Humillaciones (por las Tres Caídas) y Madre de Dios del Arco (advocación quizás de origen en la proximidad con los Caños de Carmona), se trasladó en 1607 a Santiago el Viejo, la actual iglesia de Santiago.

Una última relación con las Hermandades de penitencia y la iglesia de San Benito son las pinturas de Juan de Valdés Leal que fueron encargadas en 1659 por Luis de Federighi y Fantoni, (Caballero de Calatrava, Señor de Paterna del Campo, Alguacil y Alcalde Mayor de Sevilla), para esta iglesia del convento de San Benito, y que desde 1919 están ubicadas en la capilla de la Hermandad de la Quinta Angustia en el antiguo convento de San Pablo, hoy Parroquia de la Magdalena. Se trata de dos óleos sobre lienzo que representan a San Miguel y a San Juan Bautista, y cinco óleos sobre tabla con las imágenes de San Sebastián, Santa Catalina de Alejandría, San Andrés, San Antonio Abad y San Antonio de Padua. 

  

San Miguel, Valdés Leal, 1659. Capilla de la Quinta Angustia

El citado Convento de San Pablo, actual Parroquia de la Magdalena, fue uno de los de mayor dimensión de Sevilla, pero hoy sólo se conservan su iglesia y muy pocas otras dependencias. Fue levantado por la orden de los dominicos, que junto con los franciscanos sería una de las más favorecidas por el rey Fernando III el Santo tras la conquista de Sevilla. La ubicación elegida estuvo, como para otros conventos, cerca de una de las principales puertas de la Ciudad, en este caso la Puerta de Triana, y sus extensos terrenos se delimitaban por las actuales calles Bailén (antigua Dormitorio de San Pablo), San Pedro Mártir, Gravina (entonces con el curioso nombre de Cantarranas) y San Pablo o Ancha de San Pablo. 

En el siglo XVII llegó a albergar a más de doscientos frailes y a tener un gran auge económico, de ello da idea que tras las inundaciones de 1691 y 1692 la iglesia medieval, que con seguridad era de estilo gótico mudéjar, tuvo que derribarse, pero se levantaría en muy pocos años y se terminó en 1709.

 

Iglesia de la Magdalena, antigua del convento de San Pablo, fotografía Reyes Pro

El convento de San Pablo también padeció las consecuencias de la Desamortización de las propiedades de las órdenes religiosas en 1835 con la consiguiente exclaustración de los frailes, como hemos visto en tan repetidas ocasiones. En el caso de San Pablo, las dependencias del convento fueron usadas para oficinas administrativas del Estado, como el Gobierno Civil y la Delegación de Hacienda. Ya que la antigua iglesia de la Parroquia de la Magdalena (que ocupaba en parte la actual plaza de dicho nombre) había sido derribada por los franceses en 1810, la iglesia del antiguo convento y su sacristía pasaron a albergar dicha Parroquia desde 1842.

San Pablo, o la Magdalena, fue de las zonas de Sevilla que se alteraron en su urbanismo a fines del siglo XIX y comienzos del XX; mediante derribos desapareció la calle Magdalena (que formaba el compás del convento) y se conformó la actual calle Cristo del Calvario uniéndola con la de Bailén. Además, después de demoler edificios y dependencias del convento se abrieron otras vías urbanas sobre sus solares y las antiguas huertas, como Canalejas.

En 1889 lo primero que se eliminó fue la portada del compás, entonces calle Magdalena, y en década de 1930 se derribaron las casas y la antigua capilla de Montserrat que cerraban la zona de dicho antiguo compás formando la calle Magdalena, desapareciendo esta y resultando el ensanche de la calle San Pablo frente a la iglesia, que vemos actualmente.

Portada del compás del convento de San Pablo, J.Vigier, 1850

Derribo de la manzana de casas y capilla antigua de Montserrat para ensanche de la calle San Pablo, década de 1930

 

El mismo punto de vista en la actualidad, calle San Pablo

En el año 1906 se declaró un tremendo incendio en las dependencias del antiguo convento destinadas a Delegación de Hacienda, lo que además tuvo la nefasta consecuencia de destruir archivos de varias entidades religiosas cuyas propiedades habían sido desamortizadas y sus archivos depositados en dichas oficinas de Hacienda.

Esto facilitó sin duda que en los terrenos, que habían sido claustro principal y dependencias conventuales contiguas a la iglesia, se edificara el Hotel Majestic, abierto en 1929 para alojar a visitantes de la Exposición Iberoamericana. Disponía de servicios como ascensor, calefacción, cuarto de baño en todas las habitaciones y un autobús para ir a la Exposición. Todo un lujo. Después de la Guerra Incivil se cambió el nombre por Hotel Colón, en él se alojaron toreros, además de actores y actrices como Peter O'Toole, Ava Gardner y Catherine Denueve; también lo hizo el escritor Ernest Hemingway. Ya en 1953 se derribó lo que aún quedaba del claustro principal y se construyeron bloques de viviendas cercanos al Hotel. Actualmente un trampantojo pintado en el antiguo acceso desde la Iglesia de la Magdalena evoca este claustro.

Claustro del convento de San Pablo, derribándose en 1953

La historia del Convento de San Pablo tiene luces y sombras, como todas las instituciones. En las luces el convento destacan, por su relación con América, las figuras de fray Bartolomé de las Casas, el llamado “defensor de los indios”, consagrado obispo de Chiapas en el Convento de San Pablo de Sevilla en 1544, y de fray Domingo de Santo Tomás, misionero en Perú que escribió la primera “Gramática o arte de la lengua general de los indios de los reinos del Perú”.

Además de esto, es interesante señalar la importancia y prestigio cultural que el convento tuvo en su momento, por ello en su biblioteca se depositaron los libros de Hernando Colón (más de quince mil títulos) entre los años 1544 y 1552. Libros que tras un pleito con el Cabildo de la Catedral de Sevilla fueron entregados a éste constituyendo los fondos de la Biblioteca Colombina.

Entre las sombras en la historia del convento de San Pablo está el hecho de haber sido sede de la Inquisición, como nos recuerdan algunos escudos en la actual iglesia: en 1481 tuvo lugar en él el primer auto de Fe. En una pintura mural (en el crucero de la iglesia) realizada por Lucas Valdés en 1710 aprox. se recrea este hecho y se nos da noticia de cómo pudo ser probablemente el edificio primitivo del convento, antes de que se derribase a fines del XVII para levantar la actual iglesia. 

 

Auto de Fe ante el convento de San Pablo, Lucas Valdés, sobre 1710 a 1715

Lo único que hoy podemos apreciar de la antigua iglesia del convento es la Capilla de la Quinta Angustia, de fines del XIV o comienzos del XV, época en la que tuvieron que ser tres capillas independientes con acceso desde la nave del Evangelio, seguramente con un uso funerario para familias nobles. Reformadas en el siglo XVIII se recuperaron en su apariencia original en 1917.   

 

Una de las cúpulas de la actual capilla de la Quinta Angustia, fotografía Reyes Pro

En esta capilla tiene su sede la Hermandad de la Quinta Angustia. La hermandad del Dulce Nombre de Jesús se había fundado en 1575 en la iglesia de San Vicente pero en 1587 se trasladó al convento de San Pablo y en 1851 se unió a la Hermandad del Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo y Quinta Angustia de María Santísima, fundada en 1540.

También tiene su sede en la actual Parroquia de La Magdalena la Hermandad del Calvario, que tiene sus antecedentes en una hermandad fundada en 1571, en el hospital de Nuestra Señora de Belén, trasladada a la iglesia de San Ildefonso y desaparecida a fines del XVIII. La hermandad se refundó en 1886 en San Ildefonso y en 1916 llegó a la iglesia de la Magdalena.

En el convento de San Pablo también residió durante unos años la Hermandad del Cristo atado a la columna (Las Cigarreras), que habiendo sido fundada en el Priorato de Calatrava cerca de la Alameda, pasó al convento de la Santísima Trinidad, donde estuvo hasta 1589, cuando se trasladó al Convento de San Pablo uniéndose a la Hermandad de Nuestra Señora de la Antigua, pero en 1597 se disuelve la fusión y la Hermandad del Cristo atado a la columna pasa al convento de San Francisco de Paula de frailes Mínimos.

Además, en el antiguo ámbito del Convento de San Pablo tiene su sede la Hermandad de Montserrat. A fines del siglo XVI se fundó la Hermandad del Cristo de la Conversión del Buen Ladrón y Nuestra Señora de Montserrat, que a mediados del XVII se trasladó al convento de San Pablo. Decaída durante el siglo XVIII, la hermandad fue refundada en 1849 ocupando unas dependencias o pequeña capilla en la calle Magdalena, antiguo compás del convento. Después de los derribos para ensanche de la zona de la calle San Pablo, que hemos visto, pasó en 1938 a la antigua capilla diseñada por Leonardo de Figueroa a comienzos del XVIII que perteneció a la Hermandad de la Antigua y Siete Dolores, que se había extinguido a comienzos del siglo XIX. En la portada una pintura al fresco muestra a la Virgen de la Antigua y Siete Dolores (acompañada por los monarcas Felipe II y Felipe III), que fue titular de una de las hermandades más importantes de Sevilla en los siglos XVI y XVII y cuya imagen se encuentra actualmente en un altar de la iglesia parroquial.

 

Parroquia de Santa Cruz, fotografía Reyes Pro

Otra iglesia parroquial, antiguamente conventual y que es sede actual de una hermandad de penitencia, es la Parroquia de Santa Cruz. Su iglesia formó parte de convento del Espíritu Santo, de la Orden de Clérigos Regulares Menores, orden religiosa que había llegado a España a fines del siglo XVI. En el año 1604 los miembros de esta orden, conocidos simplemente como "Los Menores", se establecieron en Sevilla en unas casas de la calle de las Armas (actual Alfonso XII), luego pasaron a la zona de San Bartolomé y a la calle Aire, hasta que desde 1654 construyeron el convento en la Borceguinería (hoy calle Mateos Gago) en los solares en los que anteriormente se levantaba un teatro: el Corral de Don Juan. Las dependencias e iglesia de este convento se terminaron en el primer cuarto del siglo XVIII. La decoración de la fachada se termina en el siglo XX por Juan Talavera y Heredia, que además dirigió la consolidación de la espadaña.

En el siglo XIX el convento padeció como tantos otros la invasión francesa de Sevilla y la Desamortización de 1835. Pasó a ser cuartel de la Guardia Civil, casa de vecinos y posteriormente Colegio de San Isidoro; en este colegio se conservan algunas dependencias del antiguo convento, así como el claustro principal y una escalera. La iglesia alberga desde 1840 la Parroquia de Santa Cruz, cuyo templo que se situaba en la plaza actual del mismo nombre había sido derribado con la invasión francesa.

En el ámbito del antiguo convento de los Menores radican dos corporaciones que no son de penitencia, pero que a pesar de no ser muy conocidas popularmente son parte fundamental de la vida y la historia devocional de Sevilla. Una de ellas es la Real Congregación Eucarística de Luz y Vela, que organiza el "Jubileo Circular de las Cuarenta Horas", tradición del siglo XVI que fue muy difundida por Los Menores. Además en una capilla de fines del siglo XVIII, situada en una deliciosa placita o compás que comunica con la iglesia de Santa Cruz, tiene su sede la Santa Escuela de Cristo de la Natividad, la única de las Escuelas de Cristo que permanece actualmente entre las que existieron en Sevilla.

En cuanto a las hermandades de penitencia, consta que en 1731 radicó en el antiguo convento de Los Menores la Hermandad de Nuestra Señora del Mayor Dolor, extinguida desde antiguo. También la Hermandad de Nuestra Señora del Valle fijó su sede en la Iglesia de Los Menores por pocos años a comienzos del siglo XIX. Ya siendo parroquia en 1904 se funda en esta iglesia de Santa Cruz la Hermandad del Santísimo Cristo de las Misericordias, Santa María de la Antigua y Nuestra Señora de los Dolores, conocida en nuestra ciudad como la Hermandad de Santa Cruz.

 

(Continuará, así que… paciencia)

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Reyes Pro Jiménez
Historiadora y bibliotecaria










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