Tertulia Cofrade la Mancuerna. Antonio Sánchez Carrasco

Debía de estar el sol desperezándose por detrás de la Giralda, cuando mi amigo Jesús me saludó en el Gimnasio. Volvíamos de vacaciones al ejercicio que nos permitiera bajar algo los excesos veraniegos. La Semana Santa era y es entre otros temas una de esas estrellas que nos gustan para las conversaciones mañaneras. Y mira que era temprano, y mira que la calurosa noche nos había llevado a dormir menos de lo habitual. Pues allí nos paramos a hablar en la sala de musculación donde tratábamos de contrarrestar los desmanes veraniegos hablando de la pureza de las cosas. De cómo todo se iba diluyendo en la Semana Santa en una especie de hoguera de las vanidades donde lo que ardía con el combustible de los egos era la propia Semana Santa.

Jesús se fue a levantar pesas, de esas que se asemejan más al perímetro de una paellera que a otra cosa y yo me quedé fortaleciendo el cuádriceps para que aguante el ritmo de este fotógrafo pensando en la conversación anterior. ¿Se había perdido la pureza de las cosas en la Semana Santa? Si la pureza de la Semana Santa radica en la devoción a Cristo y su Madre y en la celebración de su pasión y muerte, perderse no se había perdido pero si había quedado relegada a los males de la sociedad actual. La importancia de la Semana Santa la tiene quien va arriba de cada paso, una frase que aún pareciendo de perogrullo habría que recordarla en Sevilla a cada paso capillitil (término acuñado por mi maestro Zamora) que diéramos en esta Ciudad. Porque parece que se va difuminando en el terreno de la ornamentación de esa fe. Ya importa más la banda, el del solo de corneta interminable, el costalero de los cambios, el florista de los nombres de flores impronunciables, el fotógrafo artista, el analista que lo analiza todo, el twittero de nombre ficticio que todo le parece mal..., y tantas y tantas figuras que alrededor de la fe a Cristo van restándole esa primacía que tiene una imagen y el mensaje que transmite sobre todo lo que debería de ser accesorio a ese mensaje. Quizás como decía mi amigo Jesús no la estamos perdiendo, pero sí diluyéndose en asuntos menos importantes que parecen más importantes. Agosto es el mes de reiniciar. La vuelta a todo vendrá en poco más de diez días y volveremos a lo mismo porque la Semana Santa no es más que un reflejo de la Sociedad en la que se desarrolla y como tal posee los mismos defectos que ella. Acabé el ejercicio de piernas en el momento que el sol ya se dejaba ver por detrás de la iglesia de San Jacinto y me dispuse a cambiar de máquina hay que estar medio en forma que el otoño viene lleno de Magnas andaluzas. Hidrátense bien, que viene calor.

#LosLunesAlSol

Foto: Antonio Sánchez Carrasco.