La Virgen de los Dolores recorrió el Cerro en Rosario de la aurora

Arte Sacro. Ayer domingo 8 de septiembre Nuestra Señora de los Dolores, del Cerro del Águila, dio comienzo un año más a los cultos que anualmente se consagran en su honor con el rezo del tradicional Rosario de la aurora que, desde 1980, se celebra el segundo domingo del mes de septiembre.

Como es habitual, el cortejo estuvo formado por la cruz parroquial flanqueada por ciriales, hermanos con cirio, pertiguero con el libro de reglas, estandarte de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío, estandarte de la Hermandad, junta de gobierno, el cortejo litúrgico, la sagrada imagen de Nuestra Señora de los Dolores portada en sus andas, y presidencia eclesiástica.

Durante el recorrido el rezo de los misterios del santo rosario estuvo acompañado musicalmente una año más por el centenario coro de campanilleros Santo Domingo de Silos, de Bormujos. Siguiendo la hermosa tradición de la hermandad, las andas fueron portadas durante todo el recorrido por las hermanas y devotas de la Santísima Virgen.

En cuanto a la vestimenta, lució el manto de terciopelo de algodón azul, bordado en plata y ribeteado con blonda plateada. Fue estrenado en el rosario de la aurora de 2016, y realizado y donado por Francisco Carrera Iglesias, con toca de sobremanto de encaje dorado francés y pedrería de los años 60.

Saya de terciopelo azul bordada en plata con bordados de un traje de torero que donó a finales de los 80 José Jesús Sánchez Sánchez, “Hipólito”, torero nacido en el Cerro del Águila. La saya fue estrenada en el rosario de la aurora de 1997 y realizada por Francisco Carrera Iglesias.

En esta ocasión portó su corona dorada de plata de ley, sufragada por cuestación popular, obra de Orfebrería Viuda de Villarreal y bendecida en 1969 por el entonces párroco Francisco Barragán, y tocado de encaje francés de plata donado por Paquili  hace unos años.

En su cintura lució un cíngulo agremán de pasamanería de hojilla con borlas de plata y seda celeste, del siglo XIX, rebordado y enriquecido con turquesas y brillantes de Swarovski, donación de Francisco Carrera Iglesias en abril de 2019.

Completaban su atavío un pañuelo de encaje de Malta del s. XIX donado por la Hermandad de la Amargura en 2002 con motivo de la coronación canónica de la Santísima Virgen.

Estrenó un broche de oro de ley y corales finos. Con gran valor sentimental, ha sido realizado íntegramente con oro y corales de su ajuar, procedentes de diversas piezas donadas hace años por devotos para su fundición. Con diseño de Lucio Rodríguez, de Joyería El Toisón, muestra motivos vegetales y florales, con diversas formas de coral fino tales como bolas, cabujones, lágrima y circonitas en tres piezas articuladas entre sí.

En su mano llevó un rosario dorado de filigrana cordobesa restaurado recientemente por Joyería el Toisón, siendo el rosario más antiguo del ajuar de la Santísima Virgen, apareciendo ya en el primer inventario de la Hermandad del 15 de abril de 1955. También un rosario de cuentas esféricas faceteadas de cristal con destellos azules con medalla de la Virgen de Fátima y el Sagrado Corazón en relieve, donado por el hermano ya fallecido, Luis García Figueroa.

El resto de piezas de su joyero fueron las flores de filigrana donadas por la juventud y el broche de plata de ley sobredorado con perlas donado por un grupo de hermanos, ambos en 2018, así como la gargantilla de cristal verde esmeralda y circonitas donada por Francisco Carrera Iglesias en 2024.

Sobre el fajín lució el broche con tondo de cristal azul zafiro donado por la Juventud y el broche donado por la Hermandad de San Bernardo de Orfebrería Ramón León, ambos en plata de ley sobredorada y donados en 2022.

Fotos y video: Juan Alberto García Acevedo.