Mi niña guadalupe. Moises Viretti
El pasado Domingo 14 de Diciembre, María Santísima de Guadalupe bendecía a todos los fieles en su solemne besamanos; con tan solo 16 años, el maestro Luís Álvarez Duarte realizaba la talla, en el que a mi parecer, en vez de tallar, fotografiaba a la misma Madre de Dios desde el barrio del Arenal.
Aunque la Hermandad de las Aguas no pasa un buen momento, la belleza de su titular ciega a los cofrades de lo bueno y lo malo, si no que con su mirada nos hace un preludio de lo que nos queda por contemplar en el reino celestial.
Sus ojos, sus lágrimas…no hay piropos para la Reina y Madre de todos los hispanos, que desde el nuevo mundo brindan homenaje como su intercesora ante Dios.
Fuente de aguas claras ante el sediento que pide justicia con solo mirarles a la cara, en el que ella ofrece el mismo manto como un océano de bendiciones para ser consolados; sangre y agua corren por sus venas, sangre y agua que aguantan su pena, sangre y agua que llora mi niña Guadalupe…
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Foto. Israel Viretti