Opinión. La Sustitución del Patrimonio Cofrade. Fernando Domínguez Gómez

Es conocido por todos incluso por parte de los más alejados del mundo de las cofradías el importantísimo patrimonio material que éstas han logrado reunir a lo largo de toda su historia. Obras escultóricas piezas de bordado o de orfebrería que constituyen en sí mismas auténticas obras de arte. Esto nos lleva como es lógico a reconocer el mantenimiento de todo este patrimonio como una de las tareas más necesarias de nuestras hermandades que posibilitan conservar todas esas piezas para generaciones venideras.

Sin mencionar por ser demasiado obvio la conservación hasta nuestros días de imágenes titulares que fueron realizadas en siglos pasados hablamos también de pasos mantos bambalinas coronas cruces de guía y un largo etcétera de enseres que ya conocieron nuestros padres nuestros abuelos bisabuelos y así hasta unas cuantas generaciones hacia atrás.

Ocurre que sin embargo esa labor de mantenimiento no siempre se ha llevado a cabo. Ejemplos hay hasta la extenuación de piezas de las que las cofradías sevillanas se deshicieron pasando a otras localidades o sencillamente habiéndose perdido su rastro. Seguro que a poco que pensemos todos recordamos algunas piezas de reconocido mérito artístico que Sevilla perdió para siempre para ser sustituidas por otras no digo que de menor valor quizá alguna sí pero sí más modernas o más del gusto imperante en su época. Porque no lo olvidemos las cofradías también se mueven por modas.

Esta circunstancia se da aún hoy y no son pocos los cabildos que las hermandades celebran al cabo del año para decidir la sustitución o no de alguno de sus enseres. No voy a criticar aquí algunos de los cambios recientes que se han aprobado porque entiendo que las hermandades son soberanas y responsables de sus propias decisiones. Pero sí quiero recordar algún caso en que la participación democrática de los hermanos ha evitado la pérdida irreparable de parte del patrimonio material de una hermandad.

El caso más claro de lo que digo ocurrió cuando la imagen de la Virgen de la Cabeza de la Hermandad de las Siete Palabras estuvo a punto de ser sustituida por una dolorosa que se encontraba en San Isidoro. Los hermanos hablaron dejando claro que no estaban dispuestos a quedarse sin la única dolorosa que ha conocido bajo palio esta cofradía de San Vicente. El caramelo del mérito artístico no sirvió en esta ocasión.

Afortunadamente no es el único ejemplo reciente. Los hermanos de Los Gitanos tampoco se decidieron con el cambio de respiraderos para el palio de la Virgen de las Angustias; mientras que en La O se echó para atrás el proyecto de nuevo paso para el Nazareno de la calle Castilla. Tanto los respiraderos de la cofradía de la Madrugá como la canastilla de la hermandad trianera son obras de una gran personalidad y que gustan no sólo a los hermanos como han demostrado sino a todos los cofrades.

La pregunta que debemos hacernos es hasta qué punto son necesarios los cambios de este tipo y si no es más conveniente cuidar mantener y restaurar todo aquello que ha contribuido con el tiempo a que la cofradía en la calle sea lo que es actualmente. Insisto en que no critico los cambios que se han producido en este sentido en nuestras cofradías (en algunos casos a mejor). Pero pido a los hermanos que sean llamados para tomar una decisión de estas características que la mediten concienzudamente y después se pronuncien. No permitamos la pérdida de más enseres valiosos en nuestras cofradías.

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