Arte Sacro
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  • jueves, 2 de mayo de 2024
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El año que aprendimos la palabra cronograma


Antonio Sánchez Carrasco. El día que resucitó el Señor hago balance o trato de asimilar lo que he vivido. Hace más de una semana vi Palmete cruzar la SE-30, el puente de barcas del siglo XXI. Iniciamos las vísperas sintiendo la alegría de lo que crece más allá de la Campana. Destacar Bendición y Esperanza, porque existen en las 3000 viviendas más cosas que las que sacan en callejeros.

Y llegó el domingo de Ramos, siempre pienso que las fiestas de una ciudad sirven para pulsar el estado de su ciudadanía; y he de confesar que alguna de las cosas que me han tocado vivir me han dejado ciertamente preocupado. No se trata de hacer un relato apocalíptico de la situación, ni el discurso del "pureta" tipo "esto nos lo cargamos", discurso de "antes todo esto era campo" que muchas personas van interiorizando con el paso de los años.

Desgraciadamente es algo más serio, hemos perdido la empatía, eso que nos hacía ponernos en el lugar del otro, que era lo que sostenía la cultura de la bulla.

Y ya no voy a hablar de los disturbios (las carreritas para Pilas) de la Madrugá que afortunadamente me pilló a resguardo de los muros catedralicios, porque uno tiene más mili que el de la tambora del Arahal, las madrugás si está un ratito resguardado mejor. Lo digo por algún suceso que no salió en los papeles y que si pude vivir como en el pasaje de Arfe a Federico Sánchez Bedoyi (que hay mucho poeta suelto), en el que una simple bulla de unos para un lado y otros para otro pudo acabar regular si los compañeros del interfecto con tupe a lo Rubén Castro no lo hubieran sacado de allí; o como los carros, algunos eh no todos, cruzan el centro como el autobús de Speed pasando la alerta tobillera a def con dos. Esa afinidad por lo propio y desprecio por lo ajeno hace que una bulla se convierta en una turbamulta. La democratización de la fotografía ha traído los palitos para autorretratos, que también se levantan sin más, sin mirar atrás, sin pensar que alguien puede estar detrás,...,y se mantienen arriba el tiempo que a cada uno le sale de sus entretelas. Los cronogramas, los famosos cronogramas; ¿para que sirven?, si después se saltan a la torera. Diputados mayores de gobierno que tratan a sus cuerpos de nazarenos como si fueran ganado...., poca empatía o mejor ninguna. Tenemos que recuperar aquella semana santa en la que el prójimo era el importante. Y ahora ¿qué foto le mando yo a Paco Santiago para ilustrar estas letras?.

P.D. Con cariño para el que tenía detrás viendo la Carretería, las cofradías entran, los encierros para los san fermines. 

 

Fotos: Antonio Sánchez Carrasco 










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