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Provincia. Extraordinaria Procesión de María Santísima de los Dolores de la Ciudad de Carmona en el 450 Aniversario Fundacional


Manuel Pinto Montero. Era un día grande en Carmona y eso se podía comprobar en sus calles. La Antigua Hermandad de Ánimas de San Pedro cumplía 450 años de vida y la Hermandad quería celebrarlo junto a su titular mariana.

Las banderas blancas y moradas ondeaban en la esbelta torre de San Pedro cuando numerosos fieles se agolpaban ante las puertas del Templo Parroquial de San Pedro esperando la salida de la Santísima Virgen de los Dolores de la popular Hermandad de la Humildad mientras, en el interior del Templo, tenía lugar la Solemne Función de Acción de Gracias oficiada por Marcelino Manzano Vilches, Delegado Diocesano de Hermandades y Cofradías de la Archidiócesis de Sevilla.

En el presbiterio presidiendo la Eucaristía se encontraba María Santísima de los Dolores, obra atribuida a José Montes de Oca, entronizada en su paso de palio. Una vez finalizada la Misa se inició la gloriosa Procesión extraordinaria de la Dolorosa de San Pedro que recorrió las calles de su barrio.

Encabezaba el cortejo la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora de Gracia de Carmona seguida de numerosas Hermandades de la Archidiócesis de Sevilla junto con las de la ciudad de Carmona. Muchos fueron los hermanos que acompañaron a la dolorosa portando hachetas y la tradicional mantilla.

Don Marcelino hacía la primera levantá del paso de palio cuando sonaba Solea dame la mano interpretada por la Banda El Arrabal de Carmona mientras la Santísima Virgen recorría las naves de la Parroquia de San Pedro. Con gran maestría el grupo de capataces mandaba sortear la estreches del Templo. María Santísima de los Dolores procesiona bajo palio de cajón bordado rematado por una crestería de plata. El paso estuvo exornado con flores de tonos blancos donde destacaban los nardos. Para esta ocasión lució la Virgen saya blanca bordada y bello manto negro bordado. Sobre sus sienes portó corona de oro y en su pecho un corazón con siete puñales aludiendo a su advocación.

Eran las nueve y media cuando la Santísima Virgen de los Dolores atravesaba el dintel de su Templo y se iniciaba una gloriosa procesión que cautivaba a todo aquel que la contemplaba. La calle San Pedro junto a la esbelta torre aguardaba el paso de la Santísima Virgen que era acompañaba por numerosos fieles cuando la luna se dibujaba tras su palio. La Plaza de Blas Infante junto a la Puerta de Sevilla se rendía al paso de la Virgen de los Dolores antes de entrar en la calle González Girón atravesando las calles de su feligresía. Lentamente reviraba hacia la calle San Juan Grande donde los vecinos la esperaban emocionados.

De nuevo en la calle San Pedro la torre se asomaba para contemplar como bajaba por la calle Fuente Viñas buscando las antiguas callejas del barrio. Nadie quería perderse su paseo por la calle Aguditas o Tahona donde las casas se abrazan al paso de palio y los costaleros demuestran su trabajo para que el paso de palio no rose con la cal de las casas. A los sones de Corpus Christi, o Madre de los Gitanos Coronada junto a Mi Amargura la Virgen de los Dolores dejaba hermosas estampas por estas calles.

Muchos devotos esperaban a la Dolorosa de San Pedro en la Capilla de San Francisco donde la Hermandad de la Quinta Angustia tiene su sede. El Santísimo Cristo en su Descendimiento y la Virgen de las Angustias contemplaba a la Virgen de los Dolores desde el Altar Mayor. Se trataba de una estampa única difícilmente repetible que unía a las dos Hermandades en una noche de ensueño para los hermanos de la Humildad. En el interior de la Capilla se rezaba la Salve minutos antes de la media noche.

En este punto se despidieron las Hermandades que hasta entonces venían acompañando a la Santísima Virgen de los Dolores. Los hermanos con la hacheta y las mujeres de mantilla continuaban en el cortejo que enfilaba la calle San Francisco buscando el Paseo del Estatuto para continuar por las calles de su barrio. La esperaba la calle Sevilla o la estreches de Vidal antes de adentrarse en la calle Real buscando de nuevo su Templo de San Pedro por el Paseo del Estatuto con las primeras horas de la madrugada.

Minutos antes de la dos de la mañana el bello palio entraba de nuevo en San Pedro cerrando un día grande que quedará en los anales de esta Hermandad de la Humildad y en la religiosidad popular de la Ciudad de Carmona que arropó su Virgen de los Dolores en una noche de otoño.

Fotos: Manuel Pinto Montero.










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