El Dios de las manchas. Antonio Sánchez Carrasco

Círculo Mercantil e Industrial, sala de los estrenos. Esas obras que cada Hermandad con mucho esfuerzo tratan cuando pueden de añadir a su patrimonio para el crecimiento de las Corporaciones y para aportar el acercamiento a Dios y a la vida cristiana a traves de los símbolos.

Tres Señoras mayores de esas que la vida ha tratado regular y cuyas arrugas muestran el discurrir de la vida cotidiana, entre risas y penas.

Las tres se afanaban en mirar el paño del Valle, ese paño que cada año una persona dedicada al mundo de la creación realiza con toda libertad por parte de los criterios de la Hermandad.

Las tres miraban desde el respeto y la curiosidad:

-Yo creo que si juntas, esas manchas colorás, con...

-No, no, está puesto derecho, la cara debe de ser, al revés.

-Conchi miarma como va a ser al revés, la Verónica lo lleva de esta forma...

Allí las dejé miraban y remiraban, recuerdo una afirmación de mi querido Manuel Jesús Roldán, que más o menos decía que en Sevilla es complicado tener fe, ¿por qué?. Pues porque si la fe es creer en lo que no ves, aquí a Dios lo vemos, en la mirada poderosa y suplicante del Gran Poder. O vemos a la Virgen en la mirada gacha y dolida de mi Piedad..., sin embargo en ese paño buscában a Dios e intentaban verlo, quizás esas señoras verían un Dios distinto al que veo yo, o al que puede ver cualquiera; pero el paño aunque quizás tengamos que ir a Salamanca (Su Eminencia dixit) para entenderlo, quien quiere buscarlo, lo busca, y lo puede encontrar, como se puede encontrar en los ladrillos de canela de la Giralda cuando le da el sol que va cayendo por el Aljarafe, o en la sonrisa de mi sobrino Curro cuando le cuento una historia..., es probable que yo no entienda el 99% de las obras que se exponen en ARCO, es más para mi Arco hay dos..., pero lo que si me queda es el regusto de una Hermandad valiente que le da la voz a un artista para que exponga su Dios, yo encontré a Dios en la curiosidad de esas tres señoras que buscaban al Gran Poder donde el resto de las personas ven manchas.