Normas Diocesanas, entre el parcheo y la polémica. Fernando Carrasco. ABC Sevilla
El pasado viernes, día 8 diciembre, se cumplieron nueve años de la promulgación de las nuevas Normas Diocesanas para Hermandades y Cofradías por parte del entonces arzobispo Carlos Amigo Vallejo. Un texto que vino a traer importantes novedades con respecto al anterior, que tuvo una vida de doce años, pero que cuando aún las nuevas no han cumplido la decena de años, ya han planteado una serie de polémicas, varias de las cuales se han ido «parcheando».
Ahora que parece que, de nuevo, tendrá alguno de sus artículos -concretamente el 53- que ser modificado o, al menos, darse una dispensa para ampliar el número de cofradías a la Catedral, es momento de ver las vicisitudes por las que ha pasado este texto.
Asociaciones privadas, según el Gran Poder. Tres años llevaban las Normas en vigor cuando el hermano mayor del Gran Poder entonces, Miguel Muruve, interpuso un recurso en la cuestión relacionada con la condición pública o privada de las hermandades. Recurrió a la Santa Sede pero, finalmente, el Consejo Pontificio para los Laicos le dio la razón al arzobispo y, por ende, al punto 2 del artículo 1 de las Normas Diocesanas. Era la primera polémica.
Fondo Común Diocesano. Fue otra de las polémicas suscitadas, al entenderse, por parte de las Hermandades, que la imposición de aportar dinero al Fondo Común Diocesano «proporcionada a los ingresos» de la Hermandad. La obligación de presentar el presupuesto de ingresos y gastos de las corporaciones al vicario general creó otro problema que, por el momento, no ha quedado resuelto todavía. Y es que muchas hermandades piensan que lo mejor sería que el Arzobispado estipulase la cantidad concreta a aportar.
Edad de hermanos mayores y designación de directores espirituales. Fue, a qué dudarlo, uno de los puntos de inflexión, que no el único, como veremos después, del recurso que en 2001 presentaron las hermandades de El Baratillo y La Carretería, después de aquella «famosa» carta enviada por el vicario. En aquel momento, el hermano mayor de la cofradía del Miércoles Santo, Joaquín Moeckel, puso varios ejemplos, al comparar las reglas de la Hermandad con el Código de Derecho Canónico: «Si para ser sacerdote o vicario se exige una mínima edad ¿por qué no a un hermano mayor, que tiene que formar a sus hermanos?». En cuanto a la designación de los directores espirituales, si bien sigue siendo potestad de la autoridad eclesiástica, se modificó la norma en el sentido de que se ha aceptado escuchar a la hermandad. Este hecho significó, igualmente, un cambio en la forma de legislar, ya que el entonces arzobispo tuvo a bien consultar a las partes implicadas antes de promulgar. Aquí se modificaron los artículos 33 y 38 de las Normas.
Hermanas nazarenas. Iba a la par que las anteriores peticiones. De hecho, todavía el recurso del Baratillo sigue en Palacio, aunque suspendido cautelarmente de mutuo acuerdo entre las partes. Pero este cisma hizo que monseñor Amigo Vallejo, habida cuenta del cariz que tomaron los acontecimientos, promulgase un exhorto en el que invitaba a «reflexionar» a las corporaciones que todavía no tenían entre sus tramos a nazarenas. Todavía hoy siguen unas cuantas reflexionando.
Hermandades a la Catedral. Las Normas Diocesanas lo dejan muy claro en su artículo 53: «El número de Hermandades y Cofradías que en la Ciudad de Sevilla pueden hacer estación anual a la Santa Iglesia Catedral, queda fijado en un máximo de cincuenta y siete». A la vista está que este artículo habrá de modificarse pronto.
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