Arte Sacro
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Primun non nocere. Lo que no saldrá en la hoja parroquial (y II)


 Arte SacroAparte de lo que hemos comentado en anterior noticia sobre el trato, profesionalidad y educación por parte de Pablo Enríquez, tenemos que hacer hincapié en la forma de llevar (o no llevar) por parte de los encargados del protocolo en la Catedral.

Hemos de comenzar indicando que, por si me había colado, hasta en cuatro ocasiones me preguntaron las señoritas con abrigo rojo (especie de azafatas catedralicias) mi nombre y medio al que pertenecía, estando, por supuesto, el mismo en todas las listas consultadas.

Una de ellas, me indica al llegar al Altar mayor, que la zona de fotógrafos es, concretamente y sin posibilidad de cambio, la zona de escaleras de la verja del Altar Mayor, donde siempre nos ponemos cuando hay coronaciones o pontificales catedralicios, mientras que la zona de escaleras de alfombra roja era la designada para los redactores.

Igualmente, frente al Altar mayor, había otra zona en la cual podían estar los fotógrafos, es decir, tras las cámaras de televisión instaladas, jamás delante, aunque varios “compañeros” pudieron estar disimuladamente en la zona de columnas delante de las anteriormente referidas cámaras.

Hasta aquí parece todo correcto, pero comienza el show.

A pesar de las indicaciones anteriormente dadas por la chica de color y con abrigo rojo, ahora me vienen otras dos diciendo que no podemos estar en la zona de escaleras, que tenemos que situarnos exclusivamente en la zona de la alfombra roja (de dos metros de ancho y tres de largo como mucho).

Aguantándome la mala leche y con respeto, le explico a la susodicha que esta es la zona que me habían indicado, pero las azafatas (en número de dos) me indicaban que el sitio para los fotógrafos era la alfombra roja.

Entonces yo les señalo al Altar del Jubileo y les muestro a un señor con barba justo detrás de un canónigo haciendo fotos y les pido explicaciones. No sólo no me la pueden dar, sino que se quedan perplejas y titubeantes ante ese hecho que no habían controlado y que desconocían.

Igualmente, como ya les he indicado, había otros en sitios “no dispuestos”, pero esa disposición queda más relacionada con la experiencia que con la cara dura, por lo que me voy a centrar en la falta de tacto y educación de este otro ganado frailero, el que hace las veces de “perro pastor” para controlar el rebaño y, por lo visto espantar a los lobos, que deberíamos ser nosotros.

Yo miré la alfombra roja y vi a los compañeros de medio como si estuvieran en las primeras filas de un concierto, faltando exclusivamente los típicos “volando”, porque los empujones existían. Ante tal acoso, asco y perplejidad, yo decidí marcharme de aquel espectáculo esperpéntico que, de nuevo, pone a la dirección del protocolo de la Catedral a la altura de las calles de Sevilla (con los excrementos de perro incluidos).

Y la cosa siguió…

La falta de tacto, educación y delicadeza de las “chicas de rojo” o las “niñas del walkie” siguieron patentes posteriormente, impidiendo que los compañeros se pudieran sentar en los escalones o, incluso de malas maneras, que no se pudieran apoyar en las sillas, a pesar que las mismas estaban desocupadas y esto después de más de dos horas allí a la espera y de pié, pues a la prensa convocada se nos pidió que estuviéramos a las 11:00 horas. El compañero respondió “señorita, tranquila que sólo me he apoyado en la silla para levantarme, ni me voy a sentar ni me la voy a llevar”. ¡¡¡De vergüenza!!!

En los diez años de vida contemplativa en lo referente a la religiosidad popular, es la primera vez que me voy de un acto en la Catedral, aunque también somos conscientes que, la toma de posesión de Monseñor Asenjo, era más un acto de política interior de la Curia que un acto para el pueblo, porque algunos tienen serias dudas si conservarán sus sillones catedralicios… y en ese elenco, sin dudarlo, sobraba todo aquello que oliera a cofradías.

¡¡Ahí queó!!!

Nota: En esta foto, aparte del "SFNI", "Sujeto Fotografiador No identificado" (señalado con la flecha), pueden ver en primera plana una plataforma, que no es otra cosa que la parte superior de uno de los bafles de sonido que, estratégicamente colocados, también nos impedían realizar nuestro trabajo de la forma más minimamente decente.

Fotos: Francisco Santiago.










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