Arte Sacro
  • Noticias de Sevilla en Tiempo Ordinario
  • domingo, 8 de septiembre de 2024
  • faltan 217 días para el Domingo de Ramos

De San Jacinto hasta Almagro. Antonio Sánchez Carrasco


Dicen de los sevillanos que somos chovinistas a más no poder. A mi es un término que siempre me llamó la atención más que nada porque no sabía lo que significaba. Así que cogí en su tiempo San Google y busqué de donde venía el término.

Por lo visto todo venía de un señor francés llamado Nicolás Chauvin, que durante la época napoleónica se dedicaba a ensalzar lo propio de su patria desechando el resto. Chauvinismo no es más que aquello de defender lo de tu patria denostando el resto. En ese silogismo los sevillanos no somos chovinistas porque no denostamos lo de los demás, si bien, si amamos lo nuestro. Por eso algunos sevillanos, cofrades y capillitas, buscamos fuera cuando viajamos aquellas imágenes u obras que pertenecieron a nuestra semana santa y ahora se encuentran en otra localización. En uno de aquellos viajes que hacíamos en la última parte del otoño a pasar frío, aquel año nos fuimos a la Mancha. A la localidad de Almagro entre otras. En mi historia personal, Almagro era la localización de aquellas berenjenas encurtidas que mi abuelo Tomás gustaba de comer. Aquel que fue electricista de la parrilla del Hotel Cristina, y que en cada aperitivo que podía acompañaba al tinto de algún jabuguito y esas berenjenas cuando las podía comprar en alguno de los “colmaos” de aquella época. Así llegamos Lola (mi mujer) y yo a aquel pueblo que tantas ganas teníamos de visitar una mañana de niebla de noviembre. Fuimos a aparcar cerca de la oficina de turismo porque queríamos conocer todo lo que el pueblo ofrecía. El pueblo que entre otras cosas tiene un monumento a las encajeras. Que son esas personas que son capaces de hacer encaje con sus bolillos. Nunca las llamen bolilleras, algo que aprendí gracias a que mi Madre fábrica auténticas maravillas  a base de mover aquellos palos que llevan los hilos asociados en sus extremos, en aquellos movimientos que parecen arbitrarios pero están perfectamente sincronizados. Almagro es famoso por muchas cosas pero nada más laborioso que un encaje de bolillos, bueno algún horario cofrade... Entramos en aquella localidad buscando el Corral de Comedias. De camino un bar llamó mi atención. Su nombre era "el gordo" y allí ponían Duelos y Quebrantos. Lo dejamos en la memoria para el mediodía. Estaba claro que en un lugar en el que se comían platos que salen en el Quijote había que parar. Entramos en aquella plaza porticada con tonalidades de madera verde predominantes. En una de sus esquinas encontramos una de esas tiendas que te hacen salivar desde que te asomas a su escaparate. En primer plano aquellas berenjenas encurtidas del lugar que tanto gustaban a mi Abuelo y que en Sevilla se localizan en algún mercadillo y en la bodega Salazar de García de Vinuesa. Una calle a la que se asoma la Cofradía de las Aguas actualmente. No en los tiempos del Cristo que buscábamos, porque entonces las Aguas eran trianeras.

En la misma tienda había un vino hecho en Alcázar de San Juan por la Bodega Reconquista que me llamó la atención. En su etiqueta junto al nombre de una de las uvas que más me gustan, Syrah, aparecía una foto de Zatopeck. Aquel atleta que fue apodado la locomotora humana y que junto a la palabra Personal Coach, que era el nombre del vino me llevaron a mirar de reojo el horario de cierre de la tienda para a la vuelta hacia el coche, llevarme berenjenas y vino.

La uva Syrah siempre me llamó la atención y no sólo por los sabores que evoca sino también por la leyenda sobre su procedencia. Aquellos fenicios que la dejaron en Marsella o aquel Emperador Romano Probo que la llevó a Siracusa y que en épocas de paz para evitar conspiraciones en su contra mandaba a sus soldados a hacer obras públicas, entre ellas plantar viñedos.

En aquella Plaza Mayor buscamos los regalos que íbamos a llevar a las querencias que teníamos en Sevilla. Entramos en el corral de Comedias, que salvado el momento “miarma” en el que se nos asemejaron las sillas del patio, con las que ponen en la Campana para ver cofradías. Una vez pasado ese instante, recuerdo haber imaginado aquel lugar con una representación teatral a la luz de los candiles y por un instante la imagen que me trajo mi imaginación me hizo sonreír.

Teníamos cierta confusión con el Convento de la Asunción, porque por un lado habíamos leído que era de monjas de Calatrava, pero tenía que ser de Dominicos por aquello de la conexión con San Jacinto de Sevilla y el trasiego de aquel Cristo que en origen se llamó de las Aguas y ahora pasaba a ser de la Sangre. Sangre y Aguas. Lástima que el convento de San Jacinto no tuviera dependencias como el también Convento Dominico de Santo Domingo en Écija que en 1382 se le dotó de bodega con pila y 34 tinajas.

Se me volvió a venir a la cabeza el vino que había dejado por comprar y me invadió una prisa innecesaria. Porque en Almagro las distancias no son muy largas.

El museo del teatro nos sirvió para conocer un poco más a fondo todo lo que hay alrededor de una representación teatral, de su historia y muchas otras curiosidades que no voy a detallar, tampoco es plan de hacer spoiler. Justo en ese lugar nos orientó una guía del Ayuntamiento para por fin llegar al Convento de la Asunción, Al llegar nuestro gozo en un pozo, sólo se podía ver el Claustro renacentista, que por otro lado no era nada desdeñable, pero, nosotros buscábamos nuestro pedacito de historia cofrade en aquel Cristo que pertenecía a aquella Ermita trianera donde la advocación que mandaba era la de la Virgen de la Candelaria. Por lo visto esa cesión vino cuando en el solar anexo a la ermita según algunos y en el propio solar de la ermita más el anexo se construyó el Convento Dominico de San Lorenzo. Los Domini Canes ampliaban su presencia en la Ciudad, tras un intento de establecerse en otra zona de la Ciudad de donde los echó la humedad según cuentan las crónicas.

El manga y sus dibujos animados me sirvió para poner aquellos ojos de pena, que ponían sus heroínas y tratar de convencer a la Guía de Turismo de que aquel Cristo trianero había sido del barrio de mi Padre estaba tan cerca y no lo podía ver. Pensé que la había convencido porque me dejó la llave. Si bien cuando salimos de verlo y fotografiarlo nos confesó que no mucho tiempo atrás un Señor ya mayor, con el pelo blanco y bastón, había pedido lo mismo que yo acompañado de su familia, aquel Señor cuando salió con los ojos enrojecidos y dándole repetidas veces las gracias a la guía fue con su recuerdo quien nos abrió aquella puerta.

Nos pusimos, por fin, ante aquel Cristo que procesionó hasta Santa Ana, entre 1751 y 1778, que en 1869 fue trasladado a Santa Marina y que volvió hasta Triana en 1891 para volver a procesionar hasta 1929 incluido, año en el que la Hermandad trianera del Arenal decidió cambiar de titular. En 1949 fue llevado hasta Almagro, a un Convento que también tenía en su haber la sillería del coro, del antiguo Convento de San Pablo de Sevilla.

Un convento de los primeros años del XVI justo en los años en los que hablaba maravillas de los viñedos de Sevilla, y es que el subconsciente que no daba puntada sin hilo me recordaba de manera sutil que la tienda de los vinos y berenjenas cerraba en un rato. Nos santiguamos y dejamos allí un trozo de la historia de Triana y es que seguro que muchos ruegos se había llevado de sus vecinos.

Al volver de la tienda cerramos la mañana conversando sobre si mi Padre que nació en la calle Evangelista (San Juan) en 1942, habría visto a este Cristo en San Jacinto. Mientras degustábamos duelos y quebrantos (no hago spoiler gastronómico vayan y pruebenlo) y unas migas decidimos por nuestra cuenta que si, le daba a la historia un toque romántico que le hacía ganar enteros. Con todos aquellos condicionantes nos fuimos de Almagro con una sonrisa y muchos souvenirs comestibles y bebibles y por supuesto el estómago lleno.

Epílogo. Con el tiempo creo que leí que el Cristo había sido cambiado de sitio aunque no consiguieron confirmármelo. Lo digo por si alguien va a Almagro con intenciones de verlo

#LosLunesAlSol

Foto: Antonio Sánchez Carrasco.










Utilizamos cookies para realizar medición de la navegación de los usuarios. Si continuas navegando, consideramos que aceptas su uso.