14 de febrero, jornada central de la Campaña contra el hambre de Manos Unidas

Arte Sacro. Joaquín Sainz de la Maza, presidente de Manos Unidas Sevilla, presentó la 57ª campaña contra el hambre que promueve esta ONG de la Iglesia Católica. Una campaña que supone el inicio de un trienio de lucha contra el hambre, con un cambio de estrategia respecto a ediciones anteriores. “Manos Unidas pide que se reconozca a nivel mundial el derecho a una alimentación digna, así como la realización de proyectos cada vez más sostenibles”, apuntó. Echó en falta concienciación sobre este tema, y una prueba de ello es que España figura entre los países en los que más alimentos se desperdician.A juicio del responsable de Manos Unidas Sevilla, “lo mejor que podría pasar es que Manos Unidas no existiera”. Para ello ha abogado por una sensibilización general, ya que “acabar con el hambre es algo que nos compete a todos”.

900.000 euros recaudados en el pasado ejercicio

El pasado ejercicio, Manos Unidas recaudó en Sevilla unos 900.000 euros, de los cuales 310.000 procedieron de cuotas de socios. Además, se han recaudado unos 500.000 euros gracias a donativos y colectas en parroquias. Sainz de la Maza alabó la movilización que se lleva a cabo en muchas parroquias, colegios y colectivos, donde “no paran de idear iniciativas para recaudar fondos con destino a Manos Unidas”. “Nos llevaríamos una agradable sorpresa si viéramos hasta dónde son capaces de llegar en parroquias ubicadas en zonas no precisamente pudientes”, añadió.

El 85% de lo recaudado llega al Tercer Mundo

Respecto a los proyectos que financian, destacó que no se cubre el cien por cien de su coste, “para implicar en ello a los destinatarios finales de los mismos”. Se trata de proyectos que abarcan todas las necesidades posibles -educación, desarrollo, promoción de la mujer, etc-, según la demanda de cada comunidad. Por su parte, el responsable de Comunicación de esta delegación, Juan José Morillas, subrayó que aproximadamente el 85 por ciento de lo que se recauda llega a los países en vías de desarrollo. Con el resto se paga a los técnicos que controlan, examinan y hacen un seguimiento de los proyectos desde los servicios centrales de Manos Unidas. Eso es posible gracias a la “impagable colaboración” de miles de voluntarios en toda España.