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El Ave María. Jesús Luengo Mena


 El Ave María es sin duda la oración dedicada a la Virgen más popular y extendida en todo el orbe católico. La primera parte de la oración recoge el saludo del ángel, del enviado del Señor, en el momento de la Anunciación.

Es una alabanza en la que usamos las mismas palabras del embajador de Dios. Es Dios mismo quien, por mediación de su ángel, saluda a María (Lc 1, 28). "Llena eres de gracia, el Señor es contigo". A continuación se añade el saludo de santa Isabel: "Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús". Isabel dice estas palabras llena del Espíritu Santo  (Lucas 1, 42), y así se convierte en la primera persona dentro de la larga serie de las generaciones que llaman y llamarán bienaventurada a María.

Después, el Avemaría continúa con nuestra petición: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”.  María nos entrega a Jesús, su Hijo, que muere por nosotros y por nuestra salvación en la cruz y, desde esa misma cruz, Jesucristo nos da a María como Madre nuestra (Juan 19, 26-28); María es Madre de Dios y Madre nuestra, y por eso podemos confiarle todas nuestras preocupaciones y peticiones, porque sabemos que Dios no le va a negar nada (Juan 2, 3-5) y al mismo tiempo confiamos en que tampoco nos lo va a negar a nosotros si es para nuestro bien.

El papa Juan Pablo II nos explica claramente el contenido del saludo de Isabel a su prima en la Carta Encíclica “Redemptoris Mater” (nº 12) y asimismo el  Catecismo de la Iglesia católica, en sus números 2676 y 2677 nos ilustran suficientemente sobre el contenido y significado de la oración mariana más bella y conocida.

AVE MARÍA

Dios te salve María
llena eres de gracia
el Señor es contigo;
bendita tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto
de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la ahora de nuestra muerte.
Amén

AVE MARÍA  (Latín)

Ave María,
gratia plena,
Dominus
tecum;
benedicta tu in
muliéribus,
et benedictus
fructus ventris tui, Iesus.
Sancta María,
Mater Dei,
ora pro
nobis peccatoribus
nunc et in hora mortis nostrae.
Amen.

Foto: J. A. de la Bandera










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