Toros. La novillada de ayer en Sevilla: ficha, crónica y fotografías. Alvaro Pastor Torres
Sevilla Información. Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Domingo 11 de junio de 2006. 19:30 horas. 6ª novillada con picadores (23º festejo del abono). Casi media entrada en tarde calurosa.
6 novillos-toros de “Ganadería de Hato Blanco”, de Villamanrique de la Condesa (Sevilla), desiguales de presentación, que se dejaron pegar en el caballo y difíciles para la muleta salvo segundo y sexto
Fernando López “Currito”, de azul purísima y oro
(Estocada tendida) Saludos desde el tercio
(Tres pinchazos, casi media tendida y estocada corta baja) Silencio tras aviso
Pérez Mota (que debutaba en Sevilla), de celeste aguamarina y oro
(Estocada) Petición y vuelta con algunas protestas
(Estocada) Saludos
Alberto Lamelas (nuevo en esta plaza también), de blanco y oro
(Estocada) Petición muy localizada y saludos
(Cuatro pinchazos y tres descabellos) Palmas de despedida tras escuchar los tres avisos
Nº Nombre Fech. Nactº Peso Kg Pelo Ganadería
1º 70 Soñador 12-2002 434 Negro bragado Hato Blanco
2º 72 Silbador 02-2003 430 Negro bragado Hato Blanco
3º 67 Luchador 03-2003 435 Negro burraco Hato Blanco
4º 78 Pajarito 12-2002 425 Castaño Hato Blanco
5º 44 Fantasía 12-2002 470 Negro bragado Hato Blanco
6º 75 Juicioso 02-2003 426 Negro burraco Hato Blanco
PAPEL DE CALCO
El papel de calcar es casi tan antiguo como el hilo negro, pero en los tiempos que corren de internet, las videoconferencias y la biblia en pasta de la modernidad su uso está limitado a algunas facturas y a los envíos múltiples de Correos, ni siquiera en los impresos de las quinielas se usa ya el tan socorrido papel carbón. En cambio ayer, tanto el ganadero como los novilleros parece que sí hicieron buen uso de él para calcar bastantes cosas: pelos de los utreros (aunque no hechuras, pero sí casi idénticos varios bragados y un punto salpicados de badana, vamos, proyectos de burracos no desarrollados); disposición de los animales para dejarse pegar de lo lindo en el caballo; estocadas (buenos volapiés, sí señor, de Pérez Mota); recibos de capa (los de Lamelas, vaya con el apellido tan poco taurino); tercios de banderillas deficientes aunque voluntariosos (otra vez Lamelas); manoletinas para rematar el trasteo a novillos rajados (sí, otra vez Lamelas) y hasta faenas irregulares con susto al final incluido (las dos de Pérez Mota).
El cordobés Fernando López “Currito” –esto parece la copla de Carlos Cano, “si me llamo Francisco, llámame Antonio”– no tuvo su tarde. Un día malo lo tiene cualquiera ¿no? Desconfiado y andarín con el primero, que le había hecho pasar algunos apuros al pararlo de capa, y había medio derribado al piquero -aunque éste mantuvo el tipo y la vara en el lomo-, le instrumentó una faena sin quietud ni temple a un utrero que terminó como había adelantado en los quites: parado, muy parado. En su segundo la cosa empeoró aún más, el novillo, castaño, astifino, largo y con trapío, a pesar de que según la tablilla era el menos pesado del encierro, sólo 425 kilos, pero muy bien puestos, se fue haciendo el amo del ruedo, primero en el tercio de varas, a pesar de que le dieron cuatro puyazos, por darle le dio hasta el picador que hacía puerta, tras la inhibición del tercer banderillero que se metió en el burladero sin rubor alguno. En banderillas se acrecentó el dominio del castaño, con desarmes y banderillas a una mano. Currito pasó fatigas para aliñar al novillo que tenía la boca cerrada, lo contrario que el novillero, que la abría para recoger aire, y entre carreras y capotazos de la cuadrilla pudo cazarlo al quinto intento tras escuchar un aviso.
Pérez Mota calcó como dijimos las faenas y los recibos de capa (largos, demasiado, el primero rematado con una media abelmontada). La faena al segundo de la tarde, que había brindado al respetable, la inició por alto y con los pies juntos y la montera sobre las zapatillas, para proseguirla con unos adornos muy toreros. Trasteo irregular, primero de menos a más, pues tardó en acertar con la distancia, después volvió a bajar en intensidad, pero una voltereta seca calentó al público y al novillero que remató con buen volapié. La muerte espectacular del novillo antecedió a una petición minoritaria y a una vuelta con algunas protestas de los de siempre. Al quinto, tras desmonterarse en banderillas F. Javier Aldana, le realizó una faena porfiona con exceso de zapatillazos y la mano muy arriba, que remató en la penumbra de la tarde -¡esa luz!- con otro volapié certero.
Cortijos Nuevos, en la provincia de Jaén, no llega a mil habitantes, y la mayoría se concentraron en el tendido 10 para jalear a su paisano, a veces en exceso según lo que se acostumbra en esta plaza. Alberto Lamelas recibió a los novillos a porta gayola retirada, tras lo cual volvió a ponerse de hinojos ya en el tercio para proseguir con las largas cambiadas. Banderilleó a sus dos enemigos con más voluntad que acierto, destacando un par al quiebro con garapullos semicortos (ni eran normales ni tampoco muy cortos que digamos). Su primero, rajado, se dejó medio torear en diversos lugares de la plaza, faena codillera y falta de técnica, la estocada fulminante hizo que sus paisanos le pidieran la oreja con pañuelos de la talla XXL, pero ni por esas, la sombra le frenó hasta el intento de vuelta. El sexto buscó también pronto la querencia, pero un hábil cambio de terrenos le permitió sacar una faena muy larga –antes de entrar a matar ya había sonado el primer aviso- con un par de aceptables tandas con la zurda bien rematadas con el de pecho. No acertó con los aceros y el tercero de la cuadrilla le levantó al cornúpeta con la puntilla, por lo que tuvo que descabellar; al tercer intento, a la vez que atronaba al toro, sonaba el tercer aviso.
Fotos: A. Pastor