Clemencia en la Catedral. Javier Ramos Sáez

Un crucificado único, de estilo manierista, de perfección simple, sin pluralidades, único y universal. Es la prístina sabiduría idealizada. Es la adecuación de la idea a la perfección encarnada.

¡Cristo de Los Cálices, que estuviste tantos años en la sacristía que da tu nombre y que ahora estás entronizado desde lo más alto de los Cielos desde la Capilla de San Andrés; Cristo de la Sabiduría , Cristo de la Perfección , Cristo de lo Imperecedero, Cristo de lo Universal...!

¡Tú que eres todo y que todo lo abarcas, desde tu cruz divina como si fuese hecha de éter, tu silueta se antepone a los tiempos, tu cruz es un falso lastre de dolores porque no te hace falta, porque todo tu ser está suspendido en la nada como si no necesitaras esa cruz del pecado, estás en continuo ascenso a los Cielos sin esa cruz que es símbolo de la naturaleza, cruz arbórea de lo terrenal.!

Tus carnes reflejan tu omnipotencia infinita, tu perfecta efigie refleja la Clemencia que nos transmites desde tu inmaculado silencio, eres la modestia y eres la maestría.

Cristo de cristos, Dios de dioses, Hijo de hijos...Tu perfecta escultura ruborizan las frías paredes de la Magna Hispalensis. Tu presencia empequeñece la mismísima Catedral porque toda tu presencia despliega toda su virtud y toda su perfección.

Mateo Vázquez de Leza no pudo imaginar tanta belleza, ni pudo pensar qué asombro de perfección podría hacer una obra realizada por unas manos tocadas por Dios como las de Martínez Montañés.

Es un Cristo resignado ante la infinita espera de la Muerte. Siempre Clemente, como su nombre atestigua, dando la sensación de transfigurarse en Dios mismo. Es el Señor de Pasión hecho Cristo: así ya está todo dicho.

La Catedral se rinde a tus magullados pies por tenerte entre sus paredes, por ser siempre la fe reveladora que enfervoriza a tus fieles.

Luz de la Verdad , eres la expresión del Logos hecho Verbo, porque toda tu esencia es pura palabra de Amor Clemente.

Clemencia en la Catedral.. .. ¡silencio!... que Dios mismo está dentro.

Foto: www.hispalis.net