Paseo Lírico por las calles de Sevilla. Juan Manuel Labrador (III)

V. Avenida de la Constitución

La Universidad forma una línea recta con la Casa Consistorial de la ciudad, y en el centro de esa línea, como nexo de unión, la Santa, Metropolitana y Patriarcal Iglesia Catedral. Podemos decir, pues, que esa recta vía, llamada Avenida de la Constitución, está perfectamente equilibrada.

Contemplando sus secretos,
hoy recorro la Avenida ,
y observo mil edificios
donde queda sostenida
el alma de esta ciudad,
como ese Archivo de Indias
donde se guarda la historia
que evoca toda una vida
de triunfos y de hallazgos.

En la mitad de esta vía,
un campanario sagrado
–con sus campanas benditas–
otorga gracia y dulzura,
una torre cuyas vistas
alcanzan la periferia,
por eso es faro y vigía
esta Giralda tan bella
que le confiere a Sevilla
su seña de identidad,
y a sus pies, siempre sencilla,
esa Reina inmaculada
que es Patrona de la villa
desde tiempo inmemorial.

“Per me reges regnant” grita
esa preciosa leyenda
que preside su capilla,
Virgen Santa de los Reyes
que inunda con su sonrisa
este triste y lento otoño
al brindarnos su alegría.
Cerca está el Ayuntamiento,
cruzamos por la avenida,
y en Plaza de San Francisco
ya se tiene presentida
la belleza plateresca,
exquisita y genuina
de esa gran arquitectura
elegante, noble y fina
donde Diego de Riaño
depositó su poesía.

Al lado, la Plaza Nueva ,
en la que se encuentra erguida
la monárquica figura
de aquel noble de Castilla
que cristianizó a la urbe
en el Nombre de María,
Fernando III el Santo,
y que en sus manos tenía
las llaves que abren las puertas
de esos sueños que iluminan
la grandiosidad urbana
de esta ciudad de Sevilla.

VI. Plaza del Salvador 

Por Entre Cárceles, donde se encuentra escondido un busto del genial escritor español Miguel de Cervantes, ascendemos a uno de los rincones más puramente sevillanos. Se trata de una plaza en la que se resumen las esencias de esta ciudad tan nuestra, y donde los niños descubrían el primer espacio de recreo en el que poder corretear tras las palomas para tratar de alcanzarlas, como el preso o el cautivo que hace lo propio cuando busca la libertad que le es negada una y otra y otra vez.

Pasa el tiempo fugaz por esta plaza
donde habita el recuerdo y la memoria
que hace que Sevilla entienda su historia,
sus creencias, su tradición, su raza…

Plaza del Salvador tan luminosa,
la juventud renace sobre ella,
y son el amor y la paz la huella
que la presentan radiante y hermosa.

En esa plaza está toda la esencia
de la más profunda sevillanía
del sentir de todo este pueblo entero, 
pueblo muy vulnerado por la ausencia
de ese templo, donde la eucaristía
descubría siempre un rezo sincero.

Fotos: Francisco Santiago