Arte Sacro
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Paciencia, Señor, paciencia. Antonio Sánchez Carrasco


Vivimos en un continuo sinvivir en esta ciudad. Un sinvivir que surca medios, y redes sociales, los mentideros del Siglo XXI. Porque nada está bien, ni lo que siempre ha estado. Sin vallas, sin bares cerrados, sin convertir la fiesta en un parque temático, algo si hay de cierto, y es que hace mucho que perdimos las formas en esta ciudad. Lo he vivido en mis carnes en los últimos años cualquier paso por una zona estrecha, proclive a las bullas se convertía en una bronca, que aunque a veces puedan ser usados como sinónimos, afortunadamente en Sevilla nunca lo habían sido. Ahora llegamos al sitio estrecho y tenemos que pasar antes del que viene de frente y el que viene de frente antes que tu, además si uno de los dos va armado con carrito o sillita el duelo se convierte en épico. Cuando lleguen esas fechas volveremos a ver los luminosos del metro recordándonos que hay que dejar salir antes de entrar, algo que no todo sevillano interioriza. Volveremos a ver sillitas y a personas que con o sin ellas tendrán la potestad del adoquín, tendrán un metro cuadrado suyo por el que tendrás que pagar el peaje de la bronca para que te deje pasar, si es que te deja. Aquello de “llevo aquí desde las cuatro”, y no le digas “mal hecho señora la cofradía pasaba a las 9”, que entonces la toma del abismo de Helm por los Orcos será un episodio de la Abeja Maya en comparación con la reacción de esta señora.

También volveremos a ver a corrillos comiendo pipas y convirtiendo en una especie de tortura china para penitentes el pavimento. O los de la copa de balón y gin tonic modelo pecera, que tambaleándose hacen chistes sobre el corte de las túnicas o los tamaños de las aberturas de los antifaces...., y tantos ejemplos de comportamientos que ahora mientras lees se te vienen a la memoria.

Deberíamos reflexionar un poco, quizás la Semana Santa de hace treinta años era distinta porque nosotros también éramos distintos.

Foto: Antonio Sánchez Carrasco.










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