Opinión. El Cartel Mercedes Puerta Real. Fernando Curiel Palomares

En primer lugar tengo que expresar mi más sincero agradecimiento al Hermano Mayor y a la Junta de Gobierno de la Real, Antigua, Venerable, Ilustre y Fervorosa Hermandad del Patrocinio de Nuestra Señora, Santo Cristo de la Redención, Nuestra Señora de las Mercedes Coronada y San Fernando Rey por la oportunidad que me han otorgado de realizar este cartel conmemorativo de la Salida Extraordinaria de la Santísima Virgen de las Mercedes con motivo del Pregón de las Glorias de este año 2007. Tengo que admitir que ha supuesto para mí un encargo difícil, asumido humildemente pero realizado con el máximo empeño y cariño con que he sido capaz.

Este cartel anuncia el acontecimiento que estamos preparando y que supone un hito importante en la historia reciente de la Hermandad de las Mercedes, tras haber sido concedidas a Nuestra Bendita Titular la Coronación Canónica y la Medalla de la Ciudad. Es por tanto destacable el esfuerzo a realizar para que todos estos actos sean una muestra de Amor a la Santísima Virgen y de unión de todos los hermanos en torno a Ella.

La composición del cartel gira entorno a la Imagen de Nuestra señora de las Mercedes, que sirve de centro al que se dirigen el resto de los elementos. La Virgen aparece vestida con el hábito mercedario, de blanco inmaculado que simboliza la Pureza. Como sabemos, parece que fueron los mercedarios del colegio de San Laureano los propulsores de esta Hermandad en el sigo XVII, de donde tomó la advocación y el carisma.

La Virgen abre su gran corazón mercedario a unos encadenados que piden su intercesión. La historia de San Pedro Nolasco ha venido configurando el quehacer de la Orden de la Merced con una misión concreta dentro de la Iglesia: la redención de cautivos y la liberación de los esclavos en peligro de perder la fe. Según la tradición la Virgen se apareció a San Pedro Nolasco para animar e impulsar esta misión. El mensaje no puede ser más conmovedor y comprometido: dar la vida por los que carecían de libertad se convirtió en el eje vertebral sobre el que se edifica una organización centenaria que llega hoy hasta nuestros días.

Sin embargo, hoy son nuevas las formas de esclavitud que nos impone la modernidad de la sociedad actual. Las situaciones de falta de libertad, de marginación, de esclavitud, de injusticia, de todo lo que atente contra los derechos del ser humano, así como el consumismo, la mediocridad, el relativismo moral y la falta de valores son ahora las nuevas cadenas que atan a la humanidad.

María tiene la llave de la liberación: su Fiat confiado, su Sí a Dios, su compromiso en la Historia de la Salvación y finalmente su dolor al pie de la Cruz nos abren las rejas del pecado y nos muestran el camino a la Libertad Salvadora de Jesús. Ella, que es la Esclava del Señor, nos libra de la esclavitud.

A Ella y por Ella realizamos los cristianos muestras de Amor, por el destacadísimo papel que aceptó con su Sí, con la Encarnación en su seno del Redentor del mundo. "Me llamarán Bienaventurada todas las generaciones, porque el Señor ha mirado la humillación de su Esclava y ha hecho en Mí maravillas". Se refería la Virgen, sin duda, al tributo que cada año le ofrece Sevilla: el Pregón de las Glorias, canto de alabanza dirigido a la Flor Escogida, a la más bella Obra salida de las manos del Creador.

La Catedral Hispalense, que el pueblo ha construido piedra a piedra a lo largo de siglos, es el marco donde se desarrolla el Pregón. Se simboliza en el cartel con la silueta de la Giralda. Sevilla ha hecho de esta torre su icono más universal; la Giganta de carne rosa apunta siempre al Cielo, como recordándonos en cada momento dónde termina nuestro camino. La sabiduría popular ha convertido esta edificación musulmana en figura de la Santísima Virgen: Torre de David, Torre Fortísima, Torre de Marfil.

Pero el Amor a Nuestra Madre se da en todos y cada uno de los rincones de esta Mariana Ciudad: desde su esplendorosa y monumental Catedral Metropolitana hasta la humilde Capilla de la Puerta Real. En ellas resuenan los ecos de los dos primeros Pregones a la Virgen, el del Arcángel San Gabriel y el de Santa Isabel, su prima, y que juntos configuran la Oración más bonita, la más sencilla y la que más gusta a la Madre de Dios: el Ave María. Oración repetida una y mil veces en el Santo Rosario, como el que esta Hermandad realizaba en sus orígenes al alba. Este año tiene el privilegio de ser continuador de estos Pregones José Antonio Rodríguez Benítez, que se encargará de desgranar las Glorias de Sevilla.

La obra está enmarcada por la silueta de la desgraciadamente desaparecida Puerta Real, pero de manera simbólica: la puerta no tiene arco, sino que es la Virgen la que sirve de Entrada. Ella es la Puerta del Cielo, la que nos conduce a Jesucristo, la que nos lleva a Dios. A Ella le pedimos que interceda por nosotros, que sea nuestro ejemplo para que un día podamos también nosotros cruzar esa Puerta.

Finalmente, quisiera reiterar mi agradecimiento a la Hermandad y a todos los presentes, deseando que cuando contemplen el cartel no se fijen tanto en la mayor o menor calidad estética o artística del mismo como en el mensaje que quiere transmitir. Muchas Gracias a todos.