Partidismos cofrades. Juan Manuel Labrador Jiménez

En los últimos años, las Hermandades parecen que se están convirtiendo más en partidos políticos que lo que deben ser: asociaciones religiosas en las que veneramos y honramos a Dios y a María Santísima. Siempre se ha dicho que durante los años de la dictadura de Franco, las Hermandades se caracterizaban por ser de las pocas instituciones en las que existía la democracia, pero ¿en qué se basa hoy realmente ese poder del pueblo en este mundo cofrade? En un excesivo protagonismo por alcanzar a ser miembro de la junta de gobierno, sin acordarse nunca que el fin primero que deben cumplir es el del servicio a los demás. 

Desde los años 80, se ha ido produciendo el caso de que en las elecciones de una Hermandad se presentasen dos candidaturas, pero ya a finales de los 90 se da el hecho de que se lleguen a presentar hasta tres, como ya ha ocurrido en la Estrella, los Estudiantes, Monte-Sión, los Gitanos... 

Es bueno que haya alternativas para elegir de cara a un proceso electoral cofrade, por supuesto, pero no cuando todo se queda impregnado de tintes de color político, y se acaba convirtiendo en una verdadera y auténtica guerra de votos. Y lo peor que ya ocurre es el hecho de que los miembros de una candidatura, o el que se presente a hermano mayor , piense que un hermano que ejerce su derecho al voto, una de dos, o esté “a mi favor” o “en contra mía”. 

Hay ocasiones que las elecciones se parecen a las de los delegados de clase en un instituto o facultad, porque si tú eres amigo mío, ya sólo por eso has de votarme, y si no, me enfado contigo, ni te miro a la cara, porque me has dado una puñalada por la espalda. ¡Y menos mal que estamos hablando de Hermandades! 

Luego, hoy se emplean términos políticos también en las elecciones a junta de gobierno de una corporación, al hablarse de la candidatura orientativa y de la oposición. ¿Qué oposición? ¿De qué estamos hablando? Hay una alternativa u otra, o reelegir a los que pertenecían a la junta saliente o a aquellos que creen que pueden ofrecer algo nuevo, pero no continuismos ni oposiciones... 

Dejemos de jugar a la política en las Hermandades, recordemos que nuestro principal fin debe ser el servicio a los demás, el ejercicio de la caridad, y hacer llegar la Palabra de Dios a todo un pueblo que al llegar la Semana Santa sale al encuentro de Cristo y de su Madre, sin que la política tenga en este tema importancia alguna.