«Me molesta mucho que digan que la Iglesia no cuida sus templos». Diego J. Geniz. ABC Sevilla
Unas declaraciones firmes del cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, (lleva varias esta semana) sirvieron como colofón a la presentación de la página web que se ha inaugurado sobre la restauración de la iglesia de Santa Catalina, cerrada al culto desde el 29 de mayo de 2004.
De esta forma, el prelado hispalense mostraba su malestar ante la opinión de algunos sectores sobre la actuación de la Iglesia en el mantenimiento de los templos de los que es titular. «Me molesta mucho que digan que la Iglesia no cuida de sus templos», afirmaba monseñor.
Y no hace falta irse muy lejos en el tiempo para recordar que hace cuatro años, recién cerrada al culto la iglesia del Salvador, desde algunas administraciones públicas se ponía en vilo la capacidad de la institución eclesiástica para la conservación de estos edificios.
En este sentido, el cardenal recordó que «la mayor intervención que se hace hoy día en Sevilla es abrir todos los días las puertas de los templos, puesto que requiere de un mantenimiento continuo».
Continuo mantenimiento
No bajó el nivel de su defensa Carlos Amigo quien abundó en las pequeñas intervenciones que continuamente costean las parroquias para cuidar de sus iglesias. «Actuaciones menores en retablos, enseres y carpintería que deben alentar para seguir en esta línea de mantenimiento», señaló el prelado. Hizo mayor hincapié y recalcó que «quien diga que la Iglesia no cuida de sus templos, es que sencillamente no se ha dado un buen paseo por las calles de Sevilla».
Claras alusiones un día después de organizar en la colegiata del Salvador, en obras, una rueda de prensa a un año de su inauguración. Un toque de atención que no sólo se quedó ahí. Amigo Vallejo continúo y haciendo memoria histórica (tan en boga en los últimos tiempos) se refirió al estado de algunos templos que en su día pertenecieron a la institución eclesiástica. «Es necesario recordar que muchas capillas, parroquias y conventos que se desacralizaron a causa de desamortizaciones u otro tipo de expropiación y pasaron a otras manos se encuentra hoy día en ruinas», refirió.
Rotundas palabras con un certero mensaje. A monseñor sólo le hizo falta enumerar a qué templos se refería. Pero prefirió rematar su intervención dirigiéndose a los presentes con esta frase «a veces falta conocimiento sobre la labor de la Iglesia en este campo».
Restauración de Santa Catalina
Estas declaraciones vinieron como anillo al dedo para la presentación de la página web sobre la restauración de Santa Catalina. Un acto que tuvo lugar en la parroquia de San Román-que estuvo 10 años cerrada al culto-, y allí incidió en el poco interés mostrado por las administraciones en esta iglesia, sede de las hermandades de la Exaltación y Santa Lucía.
Tiene sobradas razones, porque las expectativas para Santa Catalina no son nada buenas. Al día de hoy no hay un proyecto conjunto de restauración. Sólo existe un estudio para las cubiertas -la zona más dañada- pero aún no se sabe ni la fecha de inicio de las obras ni, por supuesto, la de finalización. Amigo Vallejo justificó la falta de precisión en el tiempo, porque aquí no existe un estudio previo, algo que sí ocurría en el Salvador donde ya lo había antes de ser cerrado al culto. Ello impide soñar a los feligreses de Santa Catalina con una fecha definitiva.
Al hilo de esta incertidumbre, hay que resaltar que nadie de los que acudieron ayer a este acto y estaban vinculados con la restauración de la iglesia mudéjar se atrevió a precisar cuánto tiempo podía durar la restauración. La explicación la dio -ya una vez con los periodistas- Leonardo Olivares, jefe de administración del Colegio de Arquitectos: La Junta de Andalucía no ha empezado a interesarse un poco por la restauracion hasta ahora.
Una postura que ha llevado a bastantes responsables de esta restauración a pensar que esta intervención va a tener que ser costeda por iniciativa privada. Una obra, que según Antonio Mena, presidente del Consejo Andaluz de Arquitectos, está cifrada en tres millones y medio de euros. «Una cantidad -matizó Leonardo Olivares- que no es excesiva comparada con otras restauraciones y con el templo del que se trata».
Por ahora lo único que se ha acometido es la consolidación de la cubierta ante el riesgo de derrumbe. Pero el templo espera una intervención urgente que incluirá desde la cimentación hasta la restauración de los bienes muebles pasando por labores de saneamiento de carpintería, vidrio y pintura.
En este sentido, y ante el poco interés que han mostrado hasta el momento las diferentes administraciones, Antonio Mena hizo un llamamiento a la ciudadanía recordándoles «que no vale quejarse de las administraciones. Esto es una tarea de todos».
Un eslogan
Palabras que iban en concordancia con las de Antonio Hiraldo, párroco de San Román, feligresía a la que pertenece Santa Catalina. «Que toda Sevilla se proponga salvar Santa Catalina», pronunció Hiraldo. Una frase a modo de eslogan que intenta incentivar la participación privada en esta intervención. No en vano, por este motivo se ha puesto en funcionamiento esta página web a la que Hiraldo calificó como «banderín de enganche, ya que todos somos necesarios».
Y es que mientras que la implicación pública no sea certera, todo hace pensar que tendrá que ser la privada la que intente salvar este templo. Según Leonardo Olivares la primera fase, el arreglo de las cubiertas -para el que ya hay proyecto- se podría comenzar con 700.000 euros.
Mientras que llega «algún mecenas», como insinúo uno de los presentes, el cardenal sigue recordando «que no se trata de dinero -y no es porque estemos sobrado- sino falta de personas interesadas». Monseñor Amigo tampoco quiso ahondar más sobre la posibilidad de que fuera una entidad privada la que costeara el proyecto. Sólo se limitó a decir que «es una lástima que se tenga que empezar a caer una iglesia para decidir su restauración».
Y más si se trata de un templo que como dijo el prelado «es uno de mis rincones favoritos de Sevilla».
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