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La exposición 'Fiesta y Simulacro' recrea el ambiente de las celebraciones de la Andalucía barroca


 Arte Sacro. La consejera de Cultura, Rosa Torres, ha presentado en el Palacio Episcopal de Málaga la exposición 'Fiesta y simulacro', que recrea la fantasía y ostentación de las celebraciones religiosas y civiles -luctuosas, regias, urbanas, cultas o populares- de Andalucía durante el periodo barroco.

La muestra, que se incluye dentro del programa expositivo del Proyecto Andalucía Barroca 2007, permanecerá abierta al público hasta el 30 de diciembre.

Rosa Torres ha señalado que durante los siglos XVII y XVIII las fiestas adquirieron una gran repercusión en la vida cotidiana, ya que 'funcionaban como válvulas de escape que ayudaban a mantener el orden social, por lo que el poder, tanto el político como el religioso, no dudaba en cuidar con excepcional esmero estas manifestaciones públicas'.

'Arquitectura efímera, artes plástica, piezas literarias, música, escenografías; se desplegaban con tal afán de perfección, con tal poder de seducción, que prácticamente todas las clases sociales se veían involucradas en los festejos', ha destacado la consejera.

La exposición busca así mostrar los diferentes aspectos de las fiestas barrocas, de las que la actual sociedad andaluza conserva sólidos fundamentos. Rosario Camacho y Reyes Escalera, profesoras de la Universidad de Málaga, son las comisarias de la muestra.

'Fiesta y simulacro' incluye 125 piezas procedentes de instituciones públicas y eclesiásticas y colecciones particulares de las ocho provincias andaluzas. Las obras claves de la exposición son las 'Relaciones' o textos donde se describen estos acontecimientos festivos, acompañados a veces por grabados que permiten conocer la representación plástica de las arquitecturas efímeras montadas para la ocasión o las aglomeraciones en iglesias y calles.

Piezas significativas

Aparte de estas 'relaciones' se incluyen otras muchas piezas de las más diversas técnicas: pinturas, dibujos, planos, esculturas, objetos de orfebrería, bordados, vestidos, instrumentos musicales, etcétera, etcétera, junto a diferentes montajes y maquetas.

La consejera de Cultura ha destacado entre las piezas más significativas de la exposición los lienzos 'Carro del Agua' y 'Carro del Víctor y del Parnaso' de Domingo Martínez, procedentes ambos del Museo de Bellas Artes de Sevilla; el libro sobre la 'Canonización de Fernando II en Sevilla' escrito por Fernando de la Torre Farfán en 1671; el Simpecado de la Catedral de Málaga, fechado a mediados del siglo XVIII, o el Monumento del Jueves Santo (1695) de Lucas Valdés de la Catedral de Sevilla.

La exposición se desarrolla en seis secciones temáticas, precedidas de un audiovisual. En la primera, titulada 'Los elementos de la fiesta', se presentan los medios y diversos aspectos de las celebraciones que se entremezclan para que la ciudad luciera en todo su esplendor. Se pueden contemplar así representaciones pictóricas de procesiones, grabados de luminarias y fuegos, dibujos de corridas de toros o de juegos como las cañas y combates simulados.

También está presente la música y la danza a través de instrumentos musicales de la época, maquetas y planos de teatros, bocetos de vestidos, etcétera.

La segunda sección, 'Devoción, rito y ceremonia', tiene como protagonista a la fiesta religiosa, y en ella se exponen piezas relativas al Corpus, beatificaciones y canonizaciones, rogativas, traslado de reliquias; Forma parte de este apartado la Tarasca, que sorprende al visitante en el patio central del Palacio Episcopal.

Celebraciones regias

La familia real centra la tercera sección, 'Celebración y pompa regia', ya que en los siglos del Barroco todo lo relacionado con la monarquía se festejaba, desde nacimientos de infantes, bodas, preñados, exequias o proclamaciones hasta visitas a ciudades, siendo éstas últimas las que más entusiasmo generaban porque daban la oportunidad al pueblo de ver de cerca de sus reyes.

Tanto Felipe IV como Felipe V visitaron Andalucía, y en sus llegadas -en realidad el primer Borbón permaneció en Sevilla cinco años, conocidos como el lustro real- se encontraron con ciudades y pueblos magníficamente ornamentados.

Grabados como el de Pedro Tortolero permiten al visitante contemplar la solemne entrada de Felipe V en Sevilla en 1729, así como las arquitecturas efímeras que se construyeron en su honor. También se exhiben las monedas de oro y plata que el Ayuntamiento de Málaga mandó acuñar para la proclamación de Carlos IV o el pendón de esta misma ciudad, de la época de Carlos III.

La cuarta sección, que ocupa la capilla del Palacio Episcopal bajo el título de 'Luz y sombra. Teatro y memoria de la muerte', está dedicada a las honras fúnebres de los personajes ilustres, en las que destaca los túmulos o catafalcos que se erigían para la ocasión y cuya construcción se recrea ahora en la exposición.

En la quinta sección, denominada 'El lenguaje de los emblemas', se expone el único libro de emblemas realizado en Andalucía, obras que servían de inspiración de los programas iconográficos con un claro fin didáctico y propagandístico.

El epílogo de la muestra, 'Pervivencia y reencuentro con la fiesta', ilustra cómo el Barroco ha seguido impregnando los festejos de los siglos XIX, XX y XXI. Pinturas como el lienzo de Manuel Cabral Bejarano con una procesión decimonónica del Corpus, grabados, ropajes o instrumentos musicales conforman este apartado.

Foto: Arte Sacro










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