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“El artículo de Carlos Navarro Antolín sobre el militar y costalero fallecido”. Carlos Navarro Antolín. Diario de Sevilla.


Un extremeño de Alange que echó raíces en Santa Cruz

Germán Pérez Burgos conoció en el mismo barrio de Sevilla donde residía junto a su madre a la que con los años sería su esposa, Esperanza Yruela González. Vivían muy próximos el uno del otro. Y ya de casados siguieron residiendo en la misma zona, en Los Arcos, en el Distrito Macarena. Germán conoció el Ejército haciendo el servicio militar. Dicen que le cautivó muy rápido el espíritu castrense. Nacido en Alange (Badajoz), localidad sureña de Extremadura muy célebre por sus balnearios, muy pronto echó raíces en la capital andaluza. Germán se inscribió como hermano de Santa Cruz , la cofradía de su familia política, los Yruela, muy conocidos y respetados en la Sevilla cofradiera. Realizaba la estación de penitencia el Martes Santo como costalero, primero en el paso del Cristo de las Misericordias y después en el de la Virgen de los Dolores. Su suegro, Fernando Yruela Rojas, pertenece a la actual junta de gobierno de la corporación. Y _uno de los capataces, Carlos Yruela, es tío de su esposa.

Pero la vinculación profesional de Germán con el Ejército ha tenido dos etapas. Años antes de ingresar definitivamente en las Fuerzas Armadas trabajó como agente comercial e incluso en un servicio público de emergencias, especializado en labores de rescate. Después sí se reengancharía , como dicen  sus familiares, en la misma Brigada Paracaidista de Paracuellos del Jarama que ya conocía. Y Afganistán no era su primer destino internacional. Anteriormente estuvo de misión en Bosnia.

Tal era su pasión por el Ejército que con motivo de su boda, celebrada hace menos de tres años en la Basílica de la Macarena, se encargó un uniforme de cabo hecho a medida en una sastrería. Aún recuerdan sus parientes que sólo lo empleó para la ceremonia religiosa. Tras la misa se cambió y acudió ya de paisano a la celebración posterior en unos salones de San Jerónimo. Sus compañeros del Ejército le hicieron con los sables un arco de honor al nuevo matrimonio a la salida del templo.

Prueba del arraigo de Germán en la capital andaluza es que el hijo del matrimonio, bautizado con el nombre de su padre y de sólo 22 meses de edad, es socio del Sevilla F.C., como se encargó de confirmar ayer la entidad deportiva, que hizo hincapié en que el niño nació el año, precisamente, del centenario del club rojiblanco.

Sus parientes políticos en Sevilla recuerdan por encima de todo su pasión por el Ejército: “Era un tío marcial, hecho para el Ejército, vivía el espíritu militar las veinticuatro horas”. Rememoran el comentario tranquilizador de su suegro no hace muchas fechas sobre la falta de peligrosidad de la misión en Afganistán. Y el inevitable lamento cargado de impotencia: “Fíjese que le quedaba un mes para regresar a Sevilla”. Sus familiares de Alange destacan  el espíritu “aventurero e inquieto” de quien era el nieto del médico del pueblo y su decisión a la hora de abandonar Extremadura, como tantos paisanos suyos, para buscar trabajo en Sevilla, la ciudad donde se integró, se casó y tuvo un hijo.

 










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