Opinión. Ocupar la calle. Diputado de Cruces
Aunque era conocido hace algún tiempo, uno de los temas que se está comentando estos días en todos los corrillos cofrades es el horario de la procesión de ida a la Catedral de Nuestra Señora de la Esperanza de la Trinidad para ser coronada canónicamente. Y es que resulta chocante que dicho traslado tenga lugar un día laborable, martes para ser más precisos, a las siete de la tarde.
Es de suponer que los organizadores de todo lo relativo al acto (fundamentalmente la hermandad, pero seguro que el Ayuntamiento y el Cabildo Catedral habrán tenido algo que decir) han considerado todas las posibilidades y elegido la menos problemática, aunque el resultado final es, al menos, llamativo. Y es que en una ciudad asolada por las obras, donde para hacer cualquier gestión que conlleve moverse por ella hay que armarse de toda la paciencia del mundo, no es muy comprensible que una procesión ocupe en hora punta, fuera del “tiempo reglado”, una ronda urbana que soporta un enorme tráfico.
Este diputado se ha manifestado repetidas veces a favor de las coronaciones y de las procesiones extraordinarias, por lo mucho bueno que aportan a la vida de las hermandades y, sobre todo, de sus hermanos y como símbolos de nuestra forma de entender la religiosidad. Con todo, hay que intentar que estos actos que, por su propia razón de ser son de culto “externo”, es decir, en la calle, afecten lo menos posible el discurrir de la vida diaria de la ciudad, ya bastante trabajoso, ciudad en la que hay mucha gente que no comparte nuestras creencias y tampoco nuestros gustos. Para estas ocasiones, especiales e importantes, están los fines de semana, mucho más tranquilos y las noches.
Como he dicho antes, es seguro que se han sopesado todas las posibilidades, incluyendo las disponibilidades de la Catedral, un asunto muy delicado, no se crean. Han debido existir razones muy poderosas que impidan realizar el traslado en sábado o domingo, como se ha hecho en otras ocasiones, pero si no había más remedio que celebrarlo un martes, creo que se podría haber organizado en horas más tardías. Seguro que con la calidad y poderío de las cuadrillas de la hermandad, la Virgen de la Esperanza podría ir de manera brillante a la Catedral en tres horas o poco más, eso sí, aunque hubiera que prescindir de la música y de “cierto jolgorio” que se vislumbra, que para eso está la procesión de regreso en la que, Coronada y Triunfante, nos alumbrará con Su presencia.
Y para los mal pensados. En los corrillos a los que me refería al principio de estas líneas, yo, por lo menos, no he escuchado esa frase tan manida de “¿no hacen otros lo que quieren y ocupan la calle cuando les da la gana sin preocuparse de cómo nos afecta a los demás?, pues ahora nos toca a nosotros y que se …., ¡vamos hombre!”, frase que sé que se ha podido oír en ciertas “altas esferas”, muy propensas a prestar atención a todo lo que proviene de algunos sectores sociales y políticos de amplio espectro (y no miren sólo para un lado, que hay de todo) que están interesados en usar a las cofradías, por muy diferentes razones, para su propio beneficio. Yo sólo he hablado con cofrades sensatos y solidarios, que se sienten preocupados ante una realidad social que cada vez está dando más la espalda a la esencia de las hermandades y a la que situaciones como ésta no hacen más que dotarla de nuevas razones. Cofrades que, por supuesto, nos disponemos a acompañar la próxima semana (martes incluido) a la Señora de la Trinidad y, ¿por qué no decirlo?, a disfrutar con Ella y con sus hermanos.
Además, así, a lo mejor, la próxima vez que, cansados después de un día duro de trabajo, sudando por el calor y deseando llegar a casa para, por fin, poder relajarnos, nos encontremos con un desesperante atasco, o el próximo día en que lleguemos tarde a trabajar o a una cita con el médico o a cualquier otra gestión porque cualquier colectivo de ciudadanos está ocupando la calle por las razones que sean, seremos un poco más comprensivos y nos enfadaremos menos, que con eso ya habremos ganado algo, ¿o no?
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