El Cristo de la Buena Muerte estuvo expuesto antes de la retirada del culto para su restauración

Daniel García Acevedo. Los hermanos de la Hiniesta vivieron en la tarde de ayer sábado, 26 de abril, las últimas horas cerca del Cristo de la Buena Muerte antes de ser trasladado al taller de Pedro Manzano para su restauración, para dar cumplimiento al acuerdo del cabildo de hermanos que aprobó su intervención.

Cuando se abrieron las puertas de la parroquia de San Julián, el Stmo. Cristo apareció en el presbiterio, tumbado en el suelo, bajo seis hachones de luz, de cera color tiniebla. Tras el rezo de la Sabatina y de la santa misa, el Señor estuvo en besapies para que los asistentes pudieran despedirse de Él.

El proceso de restauración será largo y se estima que en unos ocho meses pueda regresar de nuevo a San Julián. A la imagen se le nota muy ennegrecida, a parte de otros arreglos que Pedro Manzano acometerá en la talla de Castillo Lastrucci. Este restaurador es el mismo que ha intervenido sobre la Virgen de la Hiniesta dolorosa, con un resultado final muy satisfactorio.

Fotos: Juan Alberto García Acevedo.