Opinión. El ¿nuevo? Consejo General. El Diputado de Cruces.
Ya han pasado bastante más de cien días y, por tanto, creo que se puede empezar a opinar del Consejo General salido de las urnas el año pasado. Y tengo que decir que, al igual que muchos cofrades que conozco, me siento bastante decepcionado, pues, cuando esperábamos aires nuevos y frescos que nos hicieran olvidar tanta gestión (excelente, que todo hay que decirlo) de sillas y palcos y trajeran de la mano renovación y soluciones imaginativas a los problemas que hoy tiene la Semana Santa, seguimos instalados en eso tan español del “vuelva usted mañana” o nos estamos metiendo en nuevos berenjenales que a ver por dónde salen.
El primer asunto espinoso que se tuvo que tratar fue la elección del cartelista. Me van a perdonar, pero me cuesta mucho trabajo creer tanta ingenuidad de parte de un cofrade tan experimentado como Don Adolfo. El primer pintor elegido había declarado por activa y por pasiva que no iba a pintar el cartel salvo que se lo pagaran. ¿Por qué, entonces, se le elige y se le pone en la tesitura de negarse (postura absolutamente respetable, aunque, si yo supiera pintar, diseñar el cartel de la Semana Santa sería para mí un honor tan grande que lo haría totalmente gratis, postura también absolutamente respetable)? Es más, a pesar de que las filtraciones siguen estando, lamentablemente, a la orden del día en esa casa, a todo este proceso se le dio plena publicidad, cuando todos sabemos de varios pintores (y escritores) que han rechazado pintar el cartel (o decir el pregón), por diferentes razones y que nunca han sido expuestos (en contra de lo ocurrido en este caso) al juicio de la opinión pública. ¿Estrategia? En cualquier caso, si lo fue o si hubo una candidez infinita, la imagen de la institución quedó dañada, por no hablar del papelón, excelentemente resuelto, que le quedó al pintor elegido en segundo lugar.
¿Y qué me dicen de la elección del pregonero? Dejando a un lado que, gracias a las famosas filtraciones sólo nos ha faltado saber el color de los calcetines que llevaban los votantes, parece ser que los delegados de día (salvo uno de ellos) han intentado dar un golpe de mano ante la presidencia, tumbando al candidato propuesto por ésta y sacando a uno más “cercano” al perfil cofrade que pretenden representar, en una maniobra absolutamente legítima, pero que, en mi opinión, es una falta de respeto total al presidente elegido democráticamente. Dicha maniobra ha tenido dos efectos muy negativos. Por un lado, hemos perdido, espero que no para siempre, la oportunidad de escuchar un pregón de Paco Robles, alguien que tiene mucho y bueno que decir y, por otro, el golpe de mano ha tenido efecto, como se puede observar escuchando el nuevo tono de las declaraciones de Don Adolfo. De cualquier forma, mucha suerte para el pregonero.
Pero siendo importantes estos asuntos, hay otros que, como suele decirse, “chorrean sangre”. Principalmente, el diseño, absolutamente imprescindible, de una nueva Semana Santa, para la que esperábamos iniciativa e imaginación por parte del Consejo. Hay nuevas hermandades a las que, desde un punto de vista cristiano, no puede negárseles las posibilidad de hacer estación de penitencia como la hacemos nosotros y está claro, como ya he comentado alguna vez, que ello es imposible con el actual modelo, forzado por la “imprescindible” Campana. Luego, hay que cambiar el modelo. Pues no, ya estamos hablando, otra vez, de paciencia, prudencia, estudio, cuando no negativa total, con el manido argumento de que están mejor en sus barrios. ¿Y las demás no?
¿Y lo ocurrido con la hermandad del Sol? Con tanto dinero como manejamos, ¿no se ha podido avalar convenientemente a dicha hermandad? Además, ¿no tenemos múltiples ejemplos de cofradías que han salido desde lugares distintos a su sede, incluso el primer año? ¿Tan grave es este problema para aplazar, un año más (y el que viene, Dios dirá) la incorporación a la nómina de esta hermandad? Aquí, una vez más en lo importante, la solidaridad ha brillado por su ausencia. Luego vendrán los amadrinamientos, los ramos de flores, los efusivos abrazos y felicitaciones, las palmadas en la espalda y el préstamo de enseres…. Y no me digan que es que la hermandad no ha querido pedir ayuda. ¿Desde cuando los cristianos tenemos que esperar a que un hermano nos solicite ayuda para, al menos, ofrecérsela?
Por otra parte, están los cambios necesarios en los diferentes días para conseguir que todas las hermandades disfruten de unos horarios más adecuados a la actual situación social, en la que ya no es agradable deambular a las tantas de la mañana por la calle vestido de nazareno. ¿Qué es mejor, que una hermandad entre a las once y otra a las tres o que las dos entren a la una? Pues eso, hermanamiento cristiano de verdad es lo que hace falta. Y autoridad del Consejo, iniciativa, imaginación, capacidad de diálogo,…. Pero no, el año que viene lo volvemos a estudiar.
Y, por supuesto, la Resurrección. Créanme si les digo que el borrador de este artículo está preparado hace dos meses, esperando a ver si me lo tenía que tragar. No, este año, una vez más, me temo que tendremos que seguir asistiendo a una estación de penitencia de una hermandad sevillana marcada por la inseguridad y la indignidad de una carrera oficial vacía y desmontada. Hay que seguir hablando y hablando. Como siempre, vamos.
Hay dos temas más que son espinosos y están relacionados, en los que el Consejo tiene una papeleta difícil de resolver, uno de ellos provocado por el mismo Consejo. Me refiero a la pretendida, por parte del Ayuntamiento, ampliación de la carrera oficial y a la petición, al mismo Ayuntamiento, de San Hermenegildo. Pero, para no extenderme, serán objeto de otro artículo.
Artesacro no se hace responsable de la opinión de sus colaboradores; en cualquier caso, pueden dirigirse a ellos directamente usando la dirección de correo electrónico que aparece en la página.
Telegram