Mi Cautivo, mí Crucificado. Moises Viretti.

Apenas eran las 9:00 a.m , cuando mis pasos iniciaban el recorrido del cofrade barrio de Nervión en busca de aquella bella estampa que deseaba ver; mi cautivo y mi crucificado juntos; como devoto, esperé en cola para besarle las benditas manos atadas, su mirada de ojos verdes esperanza me hicieron quedar uno de los últimos de la cola, ya que cuando me puse ante el Señor Cautivo, el tiempo no existía en ese instante, ya que aquella imagen me mostraba un presente, un futuro y una realidad actual.

En primera escena, Jesús es atado y queda a merced de los judíos que lo traicionan condenándolo a morir, a sus espaldas y ya crucificado, la Sed de Dios Todopoderoso implora por el agua de aquel puro manantial de las lágrimas de su madre que consuelan al afligido, y para terminar, una realidad actual, una promesa tras su resurrección, ‘’siempre estaré con vosotros hasta el final de los tiempos’’, así lo escribieron los evangelistas y así se cumplía delante de nosotros en el Sagrario.

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Foto: Israel Viretti.