Opinión. ¿Fe de errores? José Carlos Cutiño.

Discúlpenme el atrevimiento de enmendar a quién de seguro sabe más que yo, pero aún no salgo de mi perplejidad ante lo leído en un fragmento de la entrevista que publicaba artesacro.org, realizada por mi admirada amiga Irene Gallardo al presidente del Consejo de Cofradías de Sevilla, Adolfo Arenas, y que literalmente versaba así:

"I.G.: El Presidente contempla la posibilidad que  en algún momento determinado pueden salir dos imágenes de Cristo Resucitado el Sábado Santo, la Hdad. de la Resurrección y la Hdad. del Sol. 

A.A.: ¿En algún momento? En algún momento en esta Sevilla de nuestros amores, puede que salgan dos Resucitados, ¿no salen dos Crucificados?... como poder suceder claro que puede suceder, naturalmente porqué no. Son cosas futuribles hoy día decir “¿usted cree que puede suceder tal cosa?”, pues mire usted, pueden suceder, claro que pueden suceder, la bola de cristal es tan difícil de manejar…es complicado contestar a la pregunta con la rotundidad que una aviesa periodista me puede hacer."

Tras leerlo varias veces, y comprobar que no estaba atontado por el incienso que por mi ventana entraba desde un puestecillo ambulante de aromáticas resinas de oriente, ni mucho menos por el petardo al que le daban por turnos dos canis de paso por la Plaza del Duque, terminé por convencerme de dos funestas realidades: la primera es que, a fuerza de compartir tertulia, Maruja Vilches ha convencido a la buena de Irene de que efectivamente, el Sol debe ser una Hermandad de Gloria porque saca a un “Resucitado”; y la segunda, y aún más preocupante, que el Presidente del órgano que representa a mi Hermandad aún desconoce la iconografía de la misma... vamos, como si dijera que la Cena tiene como titular a un Corazón de Jesús (con el mayor de los respeto para las señeras advocaciones, sólo mentadas a título ejemplificativo).

Como es obra de misericordia enseñar al que no sabe, traigo aquí un fragmento de las Reglas de la Hermandad del Sol que describe la iconografía del Varón de Dolores en la que, tras la reproducción del Cuarto Cántico del Siervo del Profeta Isaías cuya lectura recomiendo fervientemente, se dice:

El término "Varón de Dolores" procede de la traducción latina de la Biblia realizada por San Jerónimo donde se traduce "hombre" por "varón".

Este Varón, que recuerda al varón primigenio, al otro Adán, conoce según el profeta Isaías el sufrimiento bajo sus formas más tremendas, más escandalosas. El sufrimiento ejerció sobre él todos sus estragos, lo desfiguró, hasta el punto de no provocar ya ni siquiera compasión, sino horror y desprecio (Is. 52, 14 s., 53,3); no es en él un accidente, un momento trágico, sino su existencia cotidiana y su signo distintivo: "hombre de dolores" (53, 3); parece no poder explicarse sino por una falta monstruosa y por un castigo ejemplar del Dios Santo (53, 4). En realidad hay falta, y de proporciones increíbles; pero no precisamente en él: en nosotros, en todos nosotros (53, 6). Él es inocente, lo cual es el colmo del escándalo.

Como se ve..., nada de Resucitado,... y estas Reglas están fiscalizadas y aprobadas por el Sr. Cardenal, lo cual debe entenderse como un control de calidad suficiente para dejarnos de reinterpretaciones ni consideraciones, que a fuerza de tendenciosas e intencionadas pudieran llegar a resultar irrespetuosas y dañinas.

Y digo intencionadas, porque uno, que no es aún de los teóricos de la conspiración aunque terminará siéndolo, empieza a intuir que se pretende con ello vincular la suerte de la hermandad del Sol a la de la Resurrección en su anhelada incorporación a la nómina del Sábado Santo. Y por favor... eso no....

Bastante tenemos los soleros del Plantinar con sobrevivir, tragarnos el sapo que nos hemos tragado este año  y aguantar la impenetrabilidad del hormigón de los muros parroquiales como para convertirnos en rehenes de causas ajenas, que ni denosto ni comparto, pero que no forman parte de nuestra batalla por encontrar nuestro lugar en este complejo y endogámico microuniverso de las cofradías hispalenses.

Busquen los hermanos de mi querida Hermandad de la Resurrección y sus potentes valedores (si aquí no parten el bacalao el Sr. Cardenal y el Presidente del Consejo, diganme ustedes quién lo hace...) sus propias soluciones y argumentos,... que tienen ustedes tres cosas que ya quisiera mi Hermandad del SoL: su estación de penitencia a nuestra Catedral, su mañana luminosa y multitudinaria de vuelta a Santa Marina, y su jugosa y penitencial subvención... pero, por favor, dejen en paz a la última de la fila, que bastante tiene con sus propios problemas, y, como dice el Sr. Arjona, no desorienten al personal más de lo que ya lo está.

Seguramente, el que suscribe esté empezando a ver manejos y conspiraciones donde no las hay y todo sea la lamentable consecuencia de haber olido mucho incienso de pequeñito, pero es que todo esto ya empieza a resultar raro, raro, raro... y de eso, como dice el Luisma, doy fe.

José Carlos Cutiño
Solero en la Puerta Osario

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